Espacio, sorites y derechos fundamentales

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Espacio, sorites y derechos fundamentales

06/08/2021 | 23:22

El pasado 9 de julio, dos días antes de que Richard Branson alcanzara una altura de 86 kilómetros sobre la Tierra en la nave Unity 22 de su empresa Virgin Galactic, la empresa rival Blue Origin, del fundador de Amazon, Jeff Bezos, restó trascendencia al viaje, al señalar que no alcanzaría el “espacio”: a diferencia del viaje que el propio Bezos protagonizó el 20 julio, Branson no superaría la “línea de Kármán”, frontera entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior que algunos sitúan a 100 kilómetros de la Tierra.

Línea de Karman

¿Dónde acaba la atmósfera terrestre y comienza el “espacio exterior”? ¿Cuánto hay que alejarse de la Tierra para convertirse en “astronauta”?

Ningún tratado internacional fija esa frontera, aunque el Tratado del Espacio Exterior de Naciones Unidas declare desde 1967 que el espacio exterior, a diferencia del atmosférico, es libre y no pertenece a ningún Estado.

No obstante, en 1959 un especialista en Derecho espacial, Andrew Haley, había situado ese límite en 100 kilómetros, basándose en que un ingeniero y físico americano de origen húngaro, Theodore von Kármán, había establecido que a una altura parecida la atmósfera no tiene ya densidad suficiente como para generar sustentación aerodinámica (lift) en las alas de una aeronave, ni oxígeno para permitir la combustión, lo que exige una forma de impulso distinta. Esa “línea de Karman” propuesta por Haley como frontera entre la atmósfera terrestre y el espacio fue aceptada por la Federación Aeronáutica Internacional (FAI), pero no por otras instituciones, que destacan, como el propio Karman, que la pérdida casi completa de sustentación aerodinámica se produce a partir, aproximadamente, de los 80 kilómetros de altura. Estados Unidos ha considerado siempre innecesaria una delimitación precisa y única de un límite entre la atmósfera y el espacio exterior.

¿Limitación o suspensión?

El 14 de julio, en el período a caballo entre los viajes de Branson y Bezos en que se debatió si el primero y sus acompañantes merecían la calificación de “astronautas”, el Tribunal Constitucional español dictó la sentencia 148/2021, en la que, al enjuiciar la constitucionalidad del artículo 7 del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, que decretó el confinamiento domiciliario de los españoles para luchar contra la COVID, utilizó un criterio cuantitativo, parecido a una difusa “línea de Karman”, para determinar si ese confinamiento fue una mera “limitación” del derecho fundamental a la libre circulación que consagra el artículo 19 de la Constitución española o, por el contrario, una “suspensión” de facto de tal derecho.

La distinción tiene trascendencia, pues el “estado de alarma” -el acordado por el Gobierno-, solo permite “limitar” derechos fundamentales, pero no “suspenderlos”, suspensión que, según el artículo 55 de la Constitución, sí permite el “estado de excepción”, cuya declaración por el Gobierno exige, como contrapartida, la previa autorización del Congreso, no precisa para el estado de alarma.

La sentencia, aprobada por mayoría, basa su conclusión de que el Real Decreto fue parcialmente inconstitucional en dos argumentos centrales:

  1. La distinción constitucional entre estado de excepción y estado de alarma no se basa en que el primero solo pueda decretarse por razones relacionados con el orden público o la seguridad ciudadana (como un golpe de estado, una invasión, graves disturbios o un ataque terrorista) y el segundo se aplique a emergencias como las catástrofes naturales o las pandemias, sino en la intensidad de la limitación de derechos fundamentales (que solo bajo el estado de excepción se pueden suspender) y en el momento de su preceptiva autorización por el Congreso (que debe ser previa en el estado de excepción, pero no en el de alarma).

  2. El confinamiento domiciliario acordado por el Real Decreto fue una limitación tan intensa del derecho de libre circulación que constituyó de facto, “sin decirlo”, una suspensión de ese derecho, solo posible bajo el estado de excepción.

La sentencia destaca que si el estado de excepción solo pudiera declararse ante emergencias políticas, pero no catástrofes naturales o pandemias, en estas no sería constitucionalmente posible la suspensión de derechos fundamentales, aunque resultara necesaria.

Del sentir mayoritario discreparon, sin embargo, cinco magistrados, cuyas opiniones contienen, entre otras, estas críticas:

  1. Según el artículo 116.3 de la Constitución, el estado de excepción solo puede declararse por un plazo máximo de 30 + 30 días, lo que no lo hace idóneo para luchar contra una pandemia que exija un confinamiento más largo. La mayoría debiera, pues, haber declarado inconstitucional el confinamiento, según su concepción, no por no haberse aprobado sin autorización previa del Congreso -la autorización a posteriori del estado de alarma habría subsanado ese teórico vicio-, sino por haberse prolongado más allá del 13 de mayo de 2020.

  2. El estado de excepción está pensado para casos de alteración grave del orden público y de la seguridad ciudadana, y busca restaurar la convivencia pacífica, mientras que el de alarma está concebido para emergencias no políticas, derivadas, sobre todo, de catástrofes naturales y epidemias. La distinción no se basa, pues, en la intensidad de los efectos jurídicos de las respectivas declaraciones, sino en las causas que las justifican.

  3. La “suspensión” de derechos, al dejarlos temporalmente sin efecto, es una institución distinta a su “limitación”, aunque esta sea tan intensa que no permita el ejercicio del derecho, pues las limitaciones están siempre sujetas, en cuanto a su proporcionalidad, al control de los tribunales.

  4. La sentencia no precisa cuándo la “altísima intensidad” de una limitación la convierte en una “suspensión” y deja indeterminada la frontera entre mera limitación y suspensión. Olvida que la restricción de movimientos impuesta por el Real Decreto no fue absoluta, pues se contemplaban un elevado número de excepciones y razones que justificaban la salida del domicilio.

Hacer legal lo sensato

A juicio de Conde-Pumpido, crítico con ese “entendimiento gradualista o cuantitativo” de la distinción entre mera limitación y suspensión, “calificar de simple restricción el cierre al público de los restaurantes por el mero hecho de que puedan realizar servicios de comidas a domicilio, y sin embargo de ‘suspensión’ las limitaciones a la libertad de circulación, que contienen unas excepciones mucho más numerosas, [es] una interpretación legal que solo genera inseguridad jurídica, ya que finalmente la determinación de que una determinada limitación constituya suspensión o no dependerá del libérrimo criterio del intérprete constitucional. La construcción de la sentencia de la que discrepamos no da certeza alguna, pues se funda en la paradoja de sorites atribuida a Eubúlides de Mileto, que demostró la dificultad de determinar cuántos granos de arena hacen un montón, y se convierte en instrumental para permitir que este tribunal tenga una mayor discrecionalidad para considerar que algunas de las medidas en su día adoptadas, si bien pudieron ser correctas para hacer frente a la pandemia, fueron inconstitucionales por el hecho de que el número de excepciones no fue suficiente para evitar tener que catalogar la restricción como una suspensión”.

En mi opinión, el juicio de si el Real Decreto “suspendió” o “limitó” el derecho de libre circulación es, como todos los supuestos de la paradoja del sorites (o “del montón”), tan debatible como el de si Richard Branson debe ser considerado astronauta.

Pero coincido con los magistrados discrepantes en que la sentencia llega a un resultado perturbador: no niega la justificación del confinamiento que el Gobierno acordó; pero, al exigir una previa declaración de estado de excepción, limitará en el futuro tales confinamientos a 60 días, lo que pudiera resultar poco prudente.

Por eso, creo que los discrepantes, al reconciliar los preceptos de la Constitución con restricciones futuras semejantes a las adoptadas en 2020, cumplieron mejor la función que el gran economista británico John Maynard Keynes, como preámbulo al elogio que dirigió a los juristas que habían ayudado a redactar los Convenios constitutivos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, atribuyó de forma satírica a los juristas en su discurso en la sesión final de la Conferencia de Bretton Woods (ver pg. 1241) el 22 de julio de 1944:

“Lo que quiero de un jurista es que me diga cómo hacer lo que considero sensato y, sobre todo, que busque la forma de que siga siendo legal que yo pueda actuar de forma sensata en circunstancias imprevistas dentro de unos años. Con demasiada frecuencia los juristas se ocupan de hacer ilegal el sentido común”.

Notas

  1. El texto completo en inglés de las inspiradas e irónicas palabras de elogio de Lord Keynes a los juristas que habían ayudado a las delegaciones nacionales en la conferencia de Bretton Woods es el siguiente:

“I should like to pay a particular tribute to our lawyers. All the more so because I have to confess that, generally speaking, I do not like lawyers. I have been known to complain that, to judge from results in this lawyer-ridden land, the Mayflower, when she sailed from Plymouth, must have been entirely filled with lawyers. When I first visited Mr. Morgenthau in Washington some three years ago accompanied only by my secretary, the boys in your Treasury curiously inquired of him-where is your lawyer? When it was explained that I had none- “Who then does your thinking for you?” was the rejoinder.

That is not my idea of a lawyer. I want him to tell me how to do what I think sensible, and, above all, to devise means by which it will be lawful for me to go on being sensible in unforeseen conditions some years hence. Too often lawyers busy themselves to make commonsense illegal. Too often lawyers are men who turn poetry into prose and prose into jargon.

Not so our lawyers here in Bretton Woods. On the contrary they have turned our jargon into prose and our prose into poetry. And only too often they have had to do our thinking for us”.

  1. Que en esta crónica me incline por la interpretación de los magistrados discrepantes en la sentencia del Tribunal Constitucional y que cite la visión irónica de Keynes sobre algunos jurístas en modo alguno conlleva -como ha entendido equivocadamente algún amigo- que piense que la función de un jurista es justificar cualquier actuación del Gobierno, aunque sea contraria a las leyes o a su espíritu. Abordé la cuestión hace unos meses en “Desviaciones de poder a tiempo parcial” y me referí al “efecto Papiniano” en “Nuestros independientes.”

Fiscalía cita a Ricardo Anaya por red de sobornos; dice que se exiliará

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Ricardo Anaya Cortés, excandidato a la Presidencia, informó que fue citado este jueves por la Fiscalía General de la República para una audiencia en el Reclusorio Norte.

A través de un video, señaló que se exiliará del país debido a que es la única alternativa para seguir luchando porque dejarse encarcelar muchas veces es perder la batalla.

“En tiempos de autócratas como López Obrador, el exilio es la única alternativa para seguir luchando…

“Y que te quede bien claro Andrés Manuel, yo no me escondo ni huyo, doy la cara y me exilio con mucho dolor de mi país para seguir luchando. No te vas a deshacer de mí”, dijo.

Los delitos que me imputan suman 30 años de prisión, informó Anaya.

“¿Cómo voy a creer en un juicio justo si empiezan por alterar el expediente y cambiar la declaración de Lozoya para poder acusarme? Este proceso inició porque López Obrador así lo ordenó”, señaló.

López Obrador negó quererme encarcelar, pero resulta que me acaba de llegar el citatorio para una audiencia en el reclusorio norte. Los delitos que me imputan “solo” suman 30 años de prisión. ¡Menos mal que su fuerte no es la venganza! Vamos para adelante, hasta donde tope. pic.twitter.com/VoIVueuQNE — RicardoAnayaC (@RicardoAnayaC) August 23, 2021

Fraude de Odebrecht a Pemex supera los 4 mil 200 millones; Lozoya quiere repararlo con una casa

El 24 de mayo, Animal Político informó que la FGR acusó al expresidente Enrique Peña Nieto y al exsecretario de Hacienda Luis Videgaray, de haber conformado una asociación delictiva que de abril de 2013 a agosto de 2014 canalizó casi 100 millones de pesos en sobornos a legisladores, entre ellos Ricardo Anaya, para aprobar la reforma energética.

Si bien hasta ahora solo se ha procesado por este hecho al exsenador del PAN, José Luis Lavalle Maury, la teoría general del caso ya fue presentada por la FGR ante un juez federal quien consideró que hay evidencias iniciales para presumir la comisión de delitos como asociación delictuosa, lavado de dinero y cohecho.

AMLO se deslinda de investigación

El presidente Andrés Manuel López Obrador se deslindó de la investigación contra el excandidato presidencial; señaló que es una denuncia que presentó en 2018 por lavado de dinero.

“Es una denuncia que se presentó hace mucho tiempo por sus mismos compañeros de partido, en su tiempo, y luego esto se juntó con una denuncia que hizo el exdirector de Pemex donde acusa a legisladores y a dirigentes de partidos de que recibieron dinero para la aprobación de la reforma energética”, dijo.

“Es importante conocer los antecedentes”, comenta @lopezobrador_ sobre las acusaciones de @RicardoAnayaC sobre ser objetivo de una persecución política por parte del presidente; “eso es mentira, es falso”, responde él. pic.twitter.com/edsy8HbIVy — Animal Político (@Pajaropolitico) August 23, 2021

El mandatario señaló que Anaya no debe de irse sino debe de quedarse y enfrentar la situación, presentar pruebas y hablar con la verdad.

“Yo no tengo nada que ver absolutamente, pero él pensando que así, echándome la culpa, sintiéndose perseguido, la iba a librar, muy mal, muy mal ese proceder… Lo que yo creo que debe de hacer es no irse del país, enfrentar su situación, el que nada debe, nada teme”, dijo.

Jeff Bezos y el rumoreado novio Lauren Sanchez llegan a Los Ángeles en su jet privado de $ 65 millones

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Jeff Bezos frente a la cápsula espacial Blue Origin

Llamado el set NewSpace, Jeff Bezos, Sir Richard Branson y Elon Musk dicen que inspiraron la primera puesta de sol lunar en 1969, cuando Estados Unidos ganó la carrera espacial soviética, y no hay duda de lo mucho que significa para cada uno de ellos ganar un “nueva carrera espacial”.

El fundador de Amazon, Bezos, parecía ser el primero de los tres en volar al espacio cuando anunció su intención de lanzar la nueva nave espacial Shepard de la compañía espacial Blue Origin el 20 de julio.

El multimillonario Mogul viaja con su hermano menor Mark, el ganador de una subasta benéfica que recauda 28 millones de dólares, y la pionera astronauta Wally Funkin, de 82 años.

Sin embargo, Branson ha anunciado planes para realizar un vuelo suborbital nueve días antes que Bezo y su hermano. Reveló en Twitter que tenía la intención de ser astronauta en un vuelo de prueba del 11 de julio de Virgin Galactic.

Si bien el fundador de SpaceX y Tesla, Musk, han dicho que quieren ir al espacio e incluso “morir en Marte”, no ha dicho cuándo podría explotar en órbita.

SpaceX parece ser un pionero en la carrera espacial multimillonaria más amplia con numerosos lanzamientos que llevan equipos de la NASA a la ISS y asociaciones para enviar turistas al espacio para 2021.

El 6 de febrero de 2018, SpaceX envió un cohete hacia la órbita marciana a 140 millones de millas de distancia con el roadster Tesla rojo de Musk.

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La NASA ya ha seleccionado a dos astronautas para que asistan a la primera misión Dragon ocupada.

SpaceX también ha comenzado a enviar un lote de 60 satélites al espacio para formar la red Starlink.

Musk espera que esto proporcione una red satelital conectada en todo el mundo que envíe Internet gratis a personas de todo el mundo.

Branson y Virgin Galactic tienen diferentes enfoques para conquistar el espacio. Ha realizado repetidamente y con éxito vuelos de prueba en la nave espacial Unity de Virgin Galactic.

El primero ocurrió en diciembre de 2018 y el más reciente el 22 de mayo, cuando el vuelo aceleró a más de 2,000 millas por hora (Mach 2.7).

Hasta la fecha, más de 600 clientes adinerados, incluidos los famosos Brad Pitt y Katy Perry, han reservado un asiento de 250.000 dólares (£ 200.000) para uno de los viajes espaciales de Virgin.

Branson ha dicho anteriormente que espera que Elon Musk gane una carrera a Marte con su compañía privada de cohetes SpaceX.

Richard Branson a bordo del Virgin Galactic

SpaceShipTwo puede transportar seis pasajeros y dos pilotos. Cada pasajero tiene el mismo asiento con dos ventanas grandes, una a un lado y la otra arriba.

La nave espacial mide 60 pies de largo y tiene un diámetro de 90 pulgadas que permite a los astronautas el espacio máximo para flotar a gravedad cero.

Se eleva a 50.000 pies antes de que se encienda el motor del cohete. SpaceShipTwo se destaca de su portaaviones, el White Knight II, cuando ha cruzado el límite de 50 millas.

Los pasajeros se convierten en astronautas cuando alcanzan la línea de Karman, el límite de la atmósfera terrestre.

Luego, la nave espacial realiza un viaje suborbital con aproximadamente seis minutos de ingravidez, y el vuelo completo dura aproximadamente 1,5 horas.

En abril de 2017, Bezos reveló que financiará a Blue Origin con aproximadamente $ 1 mil millones (£ 720 millones) de acciones de Amazon anualmente.

El sistema consiste en una cápsula de tripulación presurizada encima de un cohete propulsor New Shepard reutilizable.

Bezos es uno de los hombres más ricos del mundo y Blue Origin ha volado con éxito un cohete New Shepard 15 veces.

En su punto máximo, la cápsula alcanzó las 104 millas (65 millas), justo por encima del límite de espacio oficial, y aterrizó verticalmente siete minutos después del ascenso.