Perder fibras nerviosas y el aumento de células inmunitarias clave en el ojo pueden ser una señal de COVID larga
Archivo - La córnea, la lente más externa del ojo, se debilita con el paso del tiempo./
Archivo - La córnea, la lente más externa del ojo, se debilita con el paso del tiempo./ - VIOBIO LAB-CSIC - Archivo
MADRID, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
La pérdida de fibras nerviosas y el aumento de células inmunitarias clave (dendríticas) en la córnea pueden ser una característica identificativa de la COVID larga, según sugiere un pequeño estudio publicado en el ‘British Journal of Ophthalmology’.
Estos cambios fueron especialmente evidentes entre quienes presentaban síntomas neurológicos, como pérdida del gusto y el olfato, dolor de cabeza, mareos, entumecimiento y dolor neuropático, tras la infección por COVID-19, según los resultados.
La COVID larga se caracteriza por una serie de síntomas potencialmente debilitantes que se prolongan durante más de 4 semanas después de que haya pasado la fase aguda de la infección y que no se explican por un diagnóstico alternativo.
Alrededor de 1 de cada 10 personas infectadas con COVID-19 desarrollará COVID larga, y se ha sugerido que el daño a las pequeñas fibras nerviosas puede ser la base de su desarrollo.
Para profundizar en esta cuestión, los investigadores utilizaron una técnica láser de imagen de alta resolución, no invasiva y en tiempo real, denominada microscopía confocal de la córnea (MCC) para detectar daños en los nervios de la córnea.
La córnea es la parte transparente del ojo que cubre la pupila, el iris y el interior lleno de líquido. Su función principal es enfocar la mayor parte de la luz que entra en el ojo.
La MCPC se ha utilizado para identificar daños nerviosos y cambios inflamatorios atribuibles a la neuropatía diabética, la esclerosis múltiple y la fibromialgia.
Cuarenta personas que se habían recuperado de una infección confirmada por COVID-19 entre 1 y 6 meses antes completaron un cuestionario del Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) de Reino Unido para saber si tenían COVID larga.
Este cuestionario consta de 28 ítems en nueve dominios que incluyen síntomas generalizados, respiratorios, cardiovasculares, neurológicos, musculoesqueléticos, psicológicos/psiquiátricos, gastrointestinales, dermatológicos y de oídos, nariz y garganta, con una puntuación total que va de 0 a 28. Los síntomas neurológicos estaban presentes a las 4 y 12 semanas en 22 de 40 (55%) y 13 de 29 (45%) pacientes, respectivamente.
A continuación, se escanearon las córneas de los participantes mediante MCC para buscar daños en las pequeñas fibras nerviosas y la densidad de las células dendríticas. Estas células desempeñan un papel fundamental en la respuesta primaria del sistema inmunitario al capturar y presentar antígenos de organismos invasores.
Los escaneos de la córnea se compararon con los de 30 personas sanas que no habían sufrido la infección por COVID-19. Veintidós (55%) de los 40 pacientes con COVID no tenían signos clínicos de neumonía; 11 (28%) tenían signos clínicos de neumonía que no requerían oxigenoterapia; cuatro (10%) habían sido ingresados en el hospital con neumonía y recibieron oxigenoterapia; y tres (8%) con neumonía habían sido ingresados en cuidados intensivos.
Las exploraciones de la córnea revelaron que los pacientes con síntomas neurológicos 4 semanas después de haberse recuperado de la infección aguda por COVID-19 presentaban un mayor daño y pérdida de fibras nerviosas en la córnea, con un mayor número de células dendríticas, que los que no habían tenido la infección por COVID-19.
Los que no presentaban síntomas neurológicos tenían un número de fibras nerviosas corneales comparable al de los que no habían sido infectados por COVID-19, pero un mayor número de células dendríticas.
Las respuestas al cuestionario indicativas de síntomas prolongados de COVID se correlacionaron fuertemente con la pérdida de fibras nerviosas corneales.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Los investigadores también reconocen varias limitaciones,pero añaden: “Hasta donde sabemos, éste es el primer estudio que informa de la pérdida de nervios en la córnea y de un aumento de la densidad de células dendríticas en pacientes que se han recuperado de la COVID-19, especialmente en sujetos con síntomas persistentes compatibles con la COVID prolongada”.
“Demostramos que los pacientes con COVID larga tienen evidencias de daños en las fibras nerviosas pequeñas que se relacionan con la gravedad de la COVID larga y con los síntomas neuropáticos y musculoesqueléticos –añaden–. La microscopía confocal de la córnea puede tener utilidad clínica como prueba oftálmica objetiva rápida para evaluar a los pacientes con COVID larga”.
Nuevo síntoma tras pasar una COVID-19 persistente: alteraciones y daños en la córnea de los ojos
Las consecuencias de padecer la COVID-19 todavía continúan investigándose, ya que dependiendo de la persona y de la forma en la que esta ha pasado el virus, se pueden dar síntomas persistentes, aparecer nuevos o por el contrario, recuperarse por completo de la enfermedad.
Un nuevo estudio realizado entre científicos de Reino Unido, Turquía y Qatar y publicado en el British Journal of Ophthalmology apunta hacia la aparición de un nuevo síntoma tras finalizar la enfermedad, la perdía de fibras nerviosas y el aumento de células inmunitarias clave en la superficie del ojo.
Sufrir síntomas de la COVID-19 de manera prolongada
Pero estos síntomas no aparecen en todos los pacientes, sino en aquellos que habían padecido la enfermedad de manera prolongada, es decir, que habrían sufrido los síntomas durante al menos cuatro semanas después de la fase más grave. Entre ellos la pérdida del gusto o del olfato, dolor de cabeza, náuseas, entumecimiento y dolor neuropatico. Además, indican que este síndrome del COVID prolongado suele afectar a 1 de cada 10 personas que han sido infectadas.
En el estudio, que ha publicado Infobae, se ha sugerido que la infección por COVID-19 puede producir daño en las células nerviosas. Para investigarlo, se utilizó una técnica láser de imagen de alta resolución, no invasiva y en tiempo real llamada “microscopía confocal de la córnea” y sirve para detectar daños en los nervios de la córnea. Sobre todo cuando se padecen enfermedades como la diabetes, la esclerosis múltiple y la fibromialgia.
Se confirma la pérdida de fibras nerviosas en el ojo
Con el láser se podía buscar daños en las pequeñas fibras nerviosas y la densidad de las células dendríticas dentro de la córnea, que es, como explica Infobae, la parte transparente que se encuentra en el ojo y que cubre por completo la pupila, el iris y la cámara interior, y su función principal es la de enfocar la mayor parte de la luz que entra en el ojo. Respecto a las células dendríticas son aquellas que se encargan de dar respuesta al sistema inmunitario al capturar y presentar antígenos de organismos invasores.
Al estudio se sometieron en total 40 personas que habían sufrido coronavirus entre 1 y 6 meses antes, y los resultados señalaban que los síntomas neurológicos estuvieron presentes en 22 de ellos, entre las 4 y 12 semanas. Y por otro lado, los resultados se compararon con los de 30 personas que no se habían infectado. De ellos, 22 no habían tenido signos clínicos de neumonía, 11 los tenían pero no requerían oxigenoterapita, cuatro de ellos habían sido ingresados en el hospital con neumonía y tres de ellos en cuidados intensivos.
“Las exploraciones de la córnea revelaron que los pacientes con síntomas neurológicos cuatro semanas después de haberse recuperado de la infección aguda por COVID-19 presentaban un mayor daño y pérdida de fibras nerviosas en la córnea, con un mayor número de células dendríticas, que los que no habían tenido la infección por COVID-19”, explica el medio sobre los resultados del estudio. Por lo tanto, la muestra ha desvelado que sí que está correlacionada la fuerte pérdida de fibras nerviosas del ojo con los síntomas prolongados del virus.
El signo en los ojos que puede ser un síntoma de la Covid de larga duración
Los síntomas de la Covid de larga duración son en gran parte invisibles a la vista, pero una nueva investigación sugiere que una de las características distintivas de la enfermedad podría literalmente estar mirándonos a la cara.
La Covid prolongada hace referencia a una amplia variedad de síntomas debilitantes que hasta el 30% de los pacientes padecen mucho después de recuperarse de una infección aguda por SARS-CoV-2, que incluyen confusión mental, dolores de cabeza, fatiga, pérdida del gusto o el olfato, entre otros.
Muchas de estas molestias no siempre son obvias en el exterior, pero según un nuevo estudio, la Covid de larga duración en realidad podría detectarse en los ojos de los pacientes, en forma de daño nervioso que se puede ver en la córnea.
La córnea es una cúpula transparente que forma la superficie frontal del ojo y cubre el iris y la pupila.
El daño a los nervios en la córnea se puede detectar mediante una técnica láser no invasiva llamada microscopía confocal corneal (CCM, por sus siglas en inglés), que ha sido utilizada por investigadores para identificar anomalías corneales relacionadas con una variedad de enfermedades, como daño a los nervios por diabetes, esclerosis múltiple, y fibromialgia.
En este estudio, publicado por el British Journal of Ophtalmology y recogido por Science Alert, el equipo investigador utilizó la misma técnica para ver si la CCM podía identificar el daño del nervio corneal y el aumento de células dendríticas (CD, un tipo de célula del sistema inmunológico) en casos de Covid prolongada. Compararon los resultados de 40 pacientes con infecciones de Covid-19 previas con las observaciones de CCM de 30 individuos sanos que nunca habían tenido la enfermedad.
“Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que informa de la pérdida del nervio corneal y un aumento en la densidad de DC en pacientes que se han recuperado de Covid-19, especialmente en sujetos con síntomas persistentes consistentes con Covid prolongada”, escriben en el artículo los investigadores, dirigidos por Gulfidan Bitirgen, de la Universidad Necmettin Erbakan, en Turquía.
Una evidencia
Si bien se trata de un estudio pequeño y de carácter observacional, que no puede confirmar que la Covid-19 en realidad causó las anomalías corneales de estos pacientes, los vínculos, no obstante, constituyen una evidencia adicional de cómo la infección por SARS-CoV-2 puede contribuir a problemas neurológicos y neuropáticos.
Esto podría deberse a posibles interrupciones en el desarrollo saludable de las fibras nerviosas, lo que lleva a un aumento de las células dendríticas convocadas como parte de nuestra respuesta inmunitaria.
“Estos hallazgos son consistentes con un proceso inmune e inflamatorio innato caracterizado por la migración y acumulación de CD en la córnea central en una serie de condiciones inflamatorias y mediadas por el sistema inmunológico”, explica el equipo en su estudio.
“Un estudio adicional del cambio relativo en la densidad de DC maduras e inmaduras y los nervios corneales en pacientes con Covid-19 a lo largo del tiempo puede proporcionar información sobre la contribución de las vías inmunes e inflamatorias a la degeneración nerviosa”, añaden.
Según los resultados, los pacientes con casos más graves de Covid-19 tendían a presentar un mayor daño del nervio corneal, por lo que es posible que las anomalías oculares que se muestran aquí se deriven de la forma en que se presenta la enfermedad en los pacientes, sugieren los investigadores.
Como reconoce el equipo, se necesita más investigación con cohortes mucho más grandes para perseguir estas pistas tempranas, pero por ahora es otro ejemplo de cómo de estrechamente está relacionada la salud ocular con nuestra salud en general, por lo que técnicas como la CCM podrían ser muy prometedoras en el futuro.
“La microscopía confocal corneal puede tener utilidad clínica como una prueba oftálmica objetiva rápida para evaluar pacientes con Covid prolongado”, concluyen los investigadores.