Combina tus ‘looks’ de invitada con joyas ‘low cost’: Mango tiene los pendientes más bonitos

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La gema que cuelga del aro, convierte a estos pendientes -con bañado en oro, mezcla de latón, diseño de aro y cierre de clip- en una joya elegante para llevar con un estilo de invitada perfecta. Según explican en la página web de la firma, la piedra que han utilizado “proporciona equilibrio y estabilidad emocional, trabajando especialmente contra la ansiedad y estrés”.

Precio: 25,99 euros.

Una pamplonesa vendiendo joyas desde Florencia

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Se le nota feliz a Adriana Lerga Pascual a través del teléfono, y es que ha encajado muy bien en Florencia, donde llegó con su marido y su hija de 3 años hace otros tantos. Ella tiene trabajo, él también, y los tres se adaptaron con rapidez a la ciudad y a la forma de vida en ese “gran museo al aire libre” que es la capital de Toscana (al norte de la región central de Italia), en palabras de esta pamplonesa de 39 años que trabaja en la empresa familiar de joyería Nomination. “La vida aquí es fácil”, resume.

Y fue una oportunidad de trabajo para su marido, el italiano Matteo Briganti, lo que motivó el traslado después de diez años viviendo juntos en España, primero en Barcelona y luego en Madrid. “Se puso loco de contento”, narra ella a través del teléfono sobre aquel momento en que a él, dedicado a elaborar proyectos de energía en África en la ONG de ayuda a la infancia Plan Iternational, le ofrecieron gestionar la unidad italiana desde Florencia, a una hora de Pisa, su ciudad natal. “Después de diez años en España, para él era como volver a casa. ‘¡Vamos! Prueba a buscar trabajo y, si te sale algo, nos vamos’, me decía. Y me salió, en Nomination, en el mismo sector y prácticamente con el mismo rol que hacía en Madrid”, sigue contando respecto a esa decisión de trasladarse “a la aventura” cuando la hija de ambos, Giulietta, tenía 3 años.

El rol profesional al que se refiere es el de responsable de la estrategia de márketing de esta empresa fundada en Florencia, en la Italia de los años ochenta, por Paolo Gensini, orfebre y con experiencia en el sector mecánico que se planteó crear una joya componible y tanto para hombres como para mujeres. Así nació Composable, una pulsera en la que los eslabones de acero y letras de oro se unen entre sí y se pueden combinar para escribir el propio nombre, convirtiéndose la colección Composable en la esencia de la empresa, Nomination (del latín, “dar nombre”).

Lerga llegó allí tras un cambio de rumbo profesional. Porque comenzó su incursión laboral en el ámbito financiero, en Bulgari, la marca italiana de joyas y artículos de lujo, pero enseguida descubrió que aquello no era lo suyo y que lo que le atraía era el trabajo de la compañera que se dedicaba al márketing. “Así que hice un máster, me pasé a esa parte y cambié de actividad, encargándome ahora en Nomination de la fidelización del cliente, análisis del tipo de consumidor, organización de promociones…”, explica de su trabajo en esta empresa familiar florentina que en sus orígenes fue muy local y que, tras crecer, hoy opera a nivel internacional, siendo Inglaterra su principal mercado. “La empresa se mantiene en el mismo sitio desde que se creó y en ella trabaja toda la familia, además de tres extranjeras: la española -yo-, la americana y la inglesa, como nos llaman”, se le escucha reír.

Y la aventura que hace 3 años pensó que sería trasladarse a Italia a vivir se está traduciendo “en una enriquecimiento a todos los niveles”. Cita la experiencia laboral para ella en el extranjero y “lo viva que es Florencia culturalmente”, donde pasear por el centro “es impresionante”, recomendando el Duomo, el David de Miguel Ángel, plazas como Santa Croce, Santa Maria Novella o Michelangelo “con una vista desde lo alto de Florencia preciosa para ver la puesta de sol…”, “lo maravilloso de Toscana” con la visita a sus pequeños pueblos (San Gimignano, Volterra…), los campos de girasoles, la playa a una hora de distancia… También, por lo que está suponiendo para su hija, al poder “sumergirse en otro idioma” -“ya habla perfectamente italiano y español”- y formarse culturalmente en el colegio desde edad muy temprana -“la cultura se trabaja muchísimo”-. Y añade que “es fácil vivir en Florencia”, que en 2017 tenía casi el doble de habitantes que Pamplona. “Es muy sencillo moverse por la ciudad y muchos utilizamos bici porque además el clima es fantástico. Hay muchos turistas -ahora no por el covid-, pero a mí me encanta ver vidilla”, resume, constatando un nivel de vida más caro que en España en cuestiones como la Sanidad “pero similar en precios de la compra y alquiler de vivienda en la comparación con Pamplona”.

Le gusta hablar de “la intensidad de todo en Italia, en lo bueno y lo malo”. “Los italianos son gente muy divertida, pero es cierto que viven todo con mucha intensidad, como la política, con la que te martillean constantemente. Son muy pasionales, como en esas tragicomedias en las que, cuando están contentos, son súper felices, pero, cuando están enfadados, se ponen locos, aunque luego tan amigos. Con esas peloteras que tienen, yo no te hablaría más en la vida, pero ellos se van de cañas”, ríe. “Me hacen mucha gracia”.

Tras siete años en Barcelona, cuatro en Madrid y tres en Florencia, la familia no es capaz de aventurar dónde recalará en un futuro, próximo o lejano. “Quién sabe. Donde nos lleve la vida”.

DNI

Nombre y apellidos: Adriana Lerga Pascual. Está casada con el italiano Matteo Briganti y tienen una hija, Giulietta, de 7 años.

Lugar y fecha nacimiento: Pamplona, 4 de abril de 1982 (39 años).

Padres: Marisa y Ricardo.

Hermana: Andrea, su gemela.

Lugar de estudios: Colegio Teresianas de Pamplona, Universidad Pública de Navarra (licenciada en Economía) y Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (máster en márketing).

Experiencia laboral: se dedica al márketing con enfoque en las ventas y fidelización del cliente. Casi toda su experiencia ha sido en empresas de moda, en concreto joyería. Las principales: Bulgari (Barcelona, 2 años), Swarovski (Barcelona, 4 años), UNOde50 (Madrid, 3 años) y Nomination (Florencia), donde trabaja en la actualidad desde hace tres años.

Las joyas arquitectónicas de la Boa Vila

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El centro histórico de Pontevedra guarda una riqueza arquitectónica muy singular, pero que pasa desapercibida ante la mirada de lo cotidiano. El arte barroco encontró en la ciudad del Lérez uno de sus máximos exponentes durante el siglo XVIII, coincidiendo con un momento de gran auge constructivo de pazos urbanos, y haciendo innegable el carácter señorial de la ciudad.

Un paseo por la Pontevedra más señorial debe tener como lugar de inicio la emblemática Plaza del Teucro. Urbanizada en el siglo XVIII, y rodeada de palacios y casas solariegas, es un claro reflejo del esplendor que la ciudad vivió en otras épocas, símbolo, además, del poder de nobles y familias acomodadas. Se pueden contemplar en el citado enclave los pazos de San Román y del Marqués de Aranda, y el Pazo de los Gago y Montenegro, considerado una auténtica joya del barroco gallego. Este último palacio tiene su fachada ornamentada con el escudo más grande de entre todos los de la ciudad, fechado en 1716. Exhibe grabados de unas llaves y un puente, ya que los antiguos propietarios del inmueble fueron los encargados de custodiar la puerta de la muralla, que se abría al Puente de O Burgo sobre el río Lérez.

Muy cerca de allí, en la que era antiguamente conocida como Rúa do Rego, ahora Rúa Real, se levanta el Pazo de los marqueses de Aranda. La parte posterior del edificio se puede contemplar desde la calle a la que da nombre (Marqués de Aranda) y su torre almenada da a la plazuela donde se encuentra la Fuente de los Tornos. El Marquesado de Aranda fue un título otorgado por el Rey Felipe V en 1710 a Francisco Casimiro Manuel de Aranda Quintanilla y Mendoza (1649-1724), y fue mandado construir por su hija, la II Marquesa de Aranda, María Teresa de Aranda Quintanilla y Mendoza, y fue tanta la importancia comercial que la familia tuvo en la ciudad que hasta la Plaza del Teucro recibió el nombre de Plaza del cantón de Aranda. En este pazo hubo un colegio privado llamado “Colegio Estudio”, fundado por la maestra Allaríz María Teresa Cid Rumbao (1914-2009), madre del escritor y político Alfredo Conde Cid.

Otras de las grandes construcciones del barroco pontevedrés es el palacio de los Condes de San Román. Este lujoso pazo se situaba en la Plaza Platería Nova, más tarde denominada de San Román y actualmente de Curros Enríquez. Se conserva la fachada que da a la Plaza del Teucro, pero la principal, la más ostentosa, desapareció completamente. Se caracterizaba por no encajar del todo en el barroco gallego; pues solían ser edificios sin esculturas y este pazo las poseía, además de un curioso patio interior que todavía se conserva (terraza del antiguo local de hostelería 100 Montaditos). Dos de sus esculturas pétreas, que representan la Esperanza y la Fortaleza, se conservan en lo alto del tejado del edificio García Flores, del Museo de Pontevedra. Este palacio fue sede del Liceo Casino desde 1858 hasta la inauguración de su propio edificio (su sede actual) el 2 de agosto de 1878.

En la Rúa Sarmiento se encuentra el Pazo de García Florez, levantado a finales del siglo XVIII por Antonio García Estévez Fariña y su esposa Tomasa Suárez Florez, aprovechando y respetando otro pazo anterior. Cuenta con un pórtico de soportales y un gran escudo yelmado, que era dorado y policromado, además de dos gárgolas en las esquinas del tejado. Fue sede de la Escuela Normal de Maestras desde 1881 hasta 1930, dirigida por Ernestina Otero. Para su adaptación al Museo se construyó el puente que une el edificio con el de Castro Monteagudo.

No puede faltar con ejemplo de arquitectura urbana y barroca el Pazo de Mugartegui, en La Pedreira. Fue construido para José Manuel Valladares y Figueroa, conde de Fefiñáns, sobre las ruinas de una casa del siglo XVII heredara de sus padres. La construcción, a cargo de Pedro Antonio Ferreiro, está coronada por un reloj de sol y blasones de estilo rococó, con un sol de piedra, cuyos rayos emanan de un rostro con mejillas sonrientes.

Por último, el pazo natal de la familia Gago Mendoza se encuentra en la Plaza de San José, donde también había una capilla que fue derribada para la construcción del edificio en el que actualmente de encuentra el Café Moderno. Se conserva la parte izquierda de la fachada con sus almenas. Fue propiedad de los hermanos Manuel, Antonio y Juan Gago Mendoza, este último conocido como el corsario de Pontevedra, que defendió a bordo de la goleta Peregrina Brillante la ría del ataque de los ingleses y ganó la batalla de Pontesampaio, entre el 7 y el 9 de junio de 1809.