Día del Arqueólogo: conoce los más importantes hallazgos en Perú de los últimos 40 años
Día del Arqueólogo, repasemos cuáles fueron los grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos 50 años en el territorio peruano. Con motivo de celebrarse hoy el, repasemos cuáles fueron los grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos 50 años en el territorio peruano.
La tumba del Señor de Sipán
El hallazgo de la tumba del Señor de Sipán, en 1987, es considerado uno de los acontecimientos arqueológicos más notables del siglo XX, solo comparado con la develación de la tumba del faraón egipcio Tutankamón, en 1922.
Walter Alva fue alertado por la policía del saqueo de una tumba de la civilización moche en la localidad de Sipán, cercana a la ciudad de Chiclayo. Dicho sitio arqueológico era conocido tradicionalmente como Huaca Rajada. En febrero de 1987, el arqueólogo cajamarquinofue alertado por la policía del saqueo de una tumba de la civilización moche en la localidad de Sipán, cercana a la ciudad de Chiclayo. Dicho sitio arqueológico era conocido tradicionalmente como Huaca Rajada.
Alva y su equipo integrado, entre otros, por los arqueólogos Luis Chero Zurita y Susana Meneses, emprendieron en Huaca Rajada labores arqueológicas de rescate y notaron que, lo que quedaba de la tumba saqueada, evidenciaba una riqueza inusual en los entierros moche hasta entonces conocidos.
Lo que empezó como una campaña de arqueología de rescate se convirtió en un proyecto arqueológico permanente, al quedar claro que el sitio podría contener otras tumbas de estatus similar. En efecto, en ese y los años siguientes, se encontraron las tumbas intactas de dos reyes moche conocidos popularmente como “El Señor de Sipán” y “El viejo Señor de Sipán”, enterrados con sendos acompañantes.
A lo largo de más de 20 años de trabajo se han excavado arqueológicamente 16 tumbas de la nobleza moche. Entre los últimos hallazgos está la Tumba número 14, que pertenece a un sacerdote-guerrero, ataviado como el cuarto personaje de la escena de la presentación pintada en cerámica donde figuran las principales deidades moches. La Tumba número 15 (2008) y la Tumba número 16 (2009-2010) corresponden a nobles que vivieron en la etapa más temprana de Sipán.
Estos hallazgos -consideradas las tumbas más fastuosas halladas en el continente americano en tiempos modernos, por la calidad de las joyas y ornamentos que conforman el ajuar funerario- arrojaron nuevas luces sobre la organización de la sociedad moche y el rol de sus dirigentes, y captaron el interés del público internacional.
Alva ha sido, a su vez, un tenaz enemigo del tráfico de arte precolombino y promotor de la construcción de un museo para los hallazgos de Sipán, cruzada que culminó en 2002 con la inauguración del moderno “Museo Tumbas Reales de Sipán”, del que es actualmente su director.
La Ciudad Sagrada de Caral
Este sitio arqueológico se encuentra en el valle de Supe, en la provincia de Barranca, región Lima. La Ciudad Sagrada de Caral es la manifestación más destacada de la Civilización Caral, la más antigua de América, debido a sus 5,000 años de antigüedad (3000-1900 a.C.), arquitectura monumental y desarrollo alcanzado por la sociedad que la edificó.
El sitio arqueológico ocupa un espacio aproximado de 68 hectáreas y está conformada por una zona nuclear con 32 edificios públicos y varios conjuntos residenciales, y dos zonas periféricas: una de ellas limita con el valle de Supe.
Antiguamente, en esta ciudad se realizaron actividades sociales, culturales y económicas en coordinación con las autoridades sociopolíticas de otros centros cercanos. La civilización a cargo creó vías de interacción interregional transversal y a larga distancia para intercambiar productos y bienes con sociedades de la costa, sierra y selva, en condiciones de paz, respetando las costumbres, ideologías e idiomas, y en completa armonía y respeto con la naturaleza.
La Ciudad Sagrada de Caral llama la atención por la monumentalidad de sus edificios piramidales, como el Edificio Piramidal Mayor, que tiene más de 29 metros de altura, ocupa más de 25 metros cuadrados y tiene una plaza circular hundida. Fue construida con plataformas superpuestas, hechas de piedras unidas con mortero de arcilla y grava. Sus salones y recintos los hicieron con quincha. Para los enlucidos y pintura aplicaron arcillas de diferentes colores: amarillo, blanco, rojo y beis.
Asimismo, en todos los depósitos constructivos pusieron “shicras”, bolsas hechas de fibra vegetal llenas de piedras de diferentes tamaños, que le dio sismorresistencia a todas sus edificaciones. Colocaron verticalmente piedras de grandes dimensiones en los muros de la fachada principal, en las esquinas de las plataformas y en las escaleras de la plaza circular.
Ruth Shady Solís, directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), se fueron intensificando logrando identificar, entre en el valle de Supe y Huaura, a 25 asentamientos que habrían conformado la Civilización Caral. Los trabajos de investigación en la Ciudad Sagrada de Caral, realizados desde 1994 por la arqueóloga, directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), se fueron intensificando logrando identificar, entre en el valle de Supe y Huaura, a 25 asentamientos que habrían conformado la Civilización Caral.
De estos 25 lugares, 12 están siendo investigados en la actualidad por el equipo multidisciplinario de la ZAC: la Ciudad Sagrada de Caral (Patrimonio Mundial); Áspero, ciudad pesquera; y Vichama, ciudad agropesquera de Végueta, Huaura, estos tres abiertos al público.
También en Chupacigarro, El Molino, Piedra Parada, Era de Pando, Miraya, Lurihuasi, Allpacoto, Pueblo Nuevo y Peñico, para poder comparar ciudades, pueblos y aldeas, y conocer el complejo sistema social que hizo posible el precoz desarrollo de la Civilización Caral y su desarrollo de conocimientos en ciencia y tecnología.
En 2009, este principal centro urbano de la Civilización Caral, la más antigua de América, ingresó a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, confirmando su valor universal excepcional que debe ser protegido para beneficio de la humanidad.
La tumba de la Señora de Cao
Régulo Franco, realizó el hallazgo de un contexto funerario peculiar: un conjunto de cinco tumbas de las cuales resaltaba la más grande y profunda, que contenía el fardo de un personaje muy importante de la élite moche, la Señora de Cao. En el año 2004, un equipo de arqueólogos liderado por, realizó el hallazgo de un contexto funerario peculiar: un conjunto de cinco tumbas de las cuales resaltaba la más grande y profunda, que contenía el fardo de un personaje muy importante de la élite moche, la Señora de Cao.
Sin duda se trata de un hecho absolutamente inusual en la arqueología peruana, debido al sexo biológico del personaje, la presencia de un fardo inalterado por cientos de años, su extraordinario estado de conservación, y la cantidad de objetos asociados a su muerte.
La tumba, que habría sido construida a partir de la muerte de la Señora hacia los siglos IV y V, fue hallada dentro de este espacio ceremonial decorado con representaciones estilizadas de elementos propios de la cosmovisión Moche.
El fardo funerario de la Señora de Cao estaba compuesto por tres fardos sucesivos. Todo el conjunto medía 181 centímetros de largo, 75 centímetros de ancho y 42 centímetros de grosor; y pesaba casi 120 kilos. Dentro de la tumba, el fardo de la Señora de Cao era acompañado por un individuo adolescente muerto por estrangulamiento, quien tuvo un tratamiento funerario mínimo en comparación al que recibió el cuerpo del personaje principal.
Las otras cuatro tumbas contenían a otros personajes. En la Tumba 1 se encontró a un personaje de élite denominado como “Sacerdote Principal”, debido a los ornamentos y otros objetos que fueron encontrados dentro de su fardo. Este se encontraba acompañado por un individuo adolescente muerto por estrangulamiento. Las tumbas 2 y 4 contenían a dos personajes varones sin mayores materiales y ofrendas. La tumba 5 presentaba material óseo de diversos individuos. Todas estas fosas se encuentran al pie del muro sur, profusamente decorado por representaciones esquemáticas.
Los estudios bioantropológicos permitieron conocer que la Señora de Cao murió cuando tenía aproximadamente 25 años y que su estatura era de 1,48 metros. Asimismo, el estudio de su cabello permitió conocer que consumía granos de maíz y productos marinos.
¿Pero quién fue esta mujer? Las insignias de poder que la acompañaban (coronas, diademas, porras, narigueras, orejeras) de haber sido usadas por el personaje, sugerirían su estatus de privilegiado en la composición jerárquica de la sociedad Moche del bajo Chicama.
Es sorprendente la similitud de sus insignias con las del personaje D de la llamada «Ceremonia del Sacrificio», tema central de la iconografía Moche, que también es compartido con las evidencias provenientes de la tumba del Señor de Úcupe, del vecino valle de Jequetepeque.
En la secuencia narrativa de esta ceremonia, la sangre de los prisioneros ejecutados es ofrecida al más alto dignatario. La investigación arqueológica ha permitido identificar a estos personajes en sus propias tumbas: el personaje A, a quien le entregan la copa con sangre, corresponde a la posición ocupada por el Señor de Sipán; el personaje B corresponde al Sacerdote Búho, también enterrado en Sipán; el personaje C corresponde a una sacerdotisa cuya tumba fue descubierta en San José de Moro; y el personaje D, es comparado con el Señor de Úcupe y con la Señora de Cao. Se reconoce entonces su investidura semidivina y autoridad político-religiosa, sostiene el arqueólogo Régulo Franco.
La presencia de tatuajes en el cuerpo, con figuras de serpientes y arañas (ambos animales vinculados con la fertilidad de la tierra y el agua) y de otros elementos vinculados con lo mágico-religioso, sugieren que la Señora se dedicaba a actividades espirituales muy profundas asociadas al curanderismo.
(FIN) LZD/MAO
La Señora de Cao, 15 años de la mujer que cambió la historia del Antiguo Perú
Este contenido fue publicado el 01 julio 2021 - 19:59
Fernando Gimeno
Lima, 1 jul (EFE).- Considerada la mujer más poderosa del Antiguo Perú, la Señora de Cao sigue maravillando y escondiendo secretos quince años después de que su descubrimiento obligara a reescribir los libros de historia y el rol de las mujeres en las civilizaciones prehispánicas.
“Fue un hito para Perú y para el mundo entero”, recuerda a Efe el arqueólogo peruano Régulo Franco, quien junto a la Fundación Wiese desveló al mundo en 2006 el hallazgo de la Señora de Cao, la primera mujer conocida con absoluto poder dentro de la civilización moche.
Durante 1.700 años esta mujer con un rango casi semidivino estuvo oculta en una fastuosa tumba de la Huaca (templo) Cao Viejo, dentro del complejo arqueológico El Brujo, a unos 60 kilómetros de la ciudad de Trujillo, en la costa norte de Perú.
Allí había sido enterrada con sus riquezas y joyas, en compañía de cinco individuos -dos sacerdotes, dos guardianes y una adolescente- en una sala de 275 metros cuadrados decorada extraordinariamente con murales que presentan la cosmología moche, en los que aparecen distintas divinidades como felinos y el pez life.
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Cuando desenterraron su fardo funerario, que pesaba 120 kilos, ninguno de los arqueólogos podía intuir que el personaje dentro de las veinticinco capas de telas, finos tejidos, gasas, algodón y placas de cobre que envolvían a esta momia era una mujer.
“Era un misterio quién se encontraba dentro hasta que meses después nos dieron la feliz noticia que se trataba de una mujer. Ahí cambió nuestra historia. Empezamos a darnos cuenta que las mujeres sí tenían un rol fundamental en el desarrollo de las sociedades del Antiguo Perú”, destaca Franco.
UNA FIGURA INÉDITA
Hasta ahora aún es una incógnita las razones que llevaron a esta mujer, que tenía apenas 25 años y una estatura de 1,48 metros en el momento de su muerte, a ocupar el lugar más prominente de la civilización moche y dominar en lo político, administrativo y religioso todo el valle del río Chicama en torno a los siglos IV y V.
En su apogeo pudo ser coetánea de otros grandes gobernantes moches, entre ellos un antecesor del Señor de Sipán, cuyas tumbas reales, a las que se les ha comparado con Tutankamón por su suntuosidad, fueron descubiertas en 1987 por el arqueólogo Walter Alva en la Huaca Rajada, a 170 kilómetros al norte de Cao Viejo.
“No olvidemos que las tumbas del Señor de Sipán estaban en un mausoleo fuera del templo. Aquí es todo lo contrario. La tumba está dentro del recinto del templo mayor moche. Considerando que los espacios arquitectónicos de este edificio eran sagrados, le da una mayor categoría social y política a esta mujer”, apunta Franco.
TATUAJES SAGRADOS
El cuerpo estaba en excelente estado de conservación, gracias a la sal del agua de mar con la que probablemente fue lavado y luego al cinabrio (sulfato de mercurio) que le untaron en el cuerpo en un largo ritual funerario.
Así, se apreciaban en toda su magnificencia los tatuajes que adornaban sus antebrazos y manos, con figuras de serpientes, en señal de su poder religioso como curandera y posiblemente también como oráculo, y de arañas, por su destreza tejedora.
“La Señora de Cao es el hallazgo más importante que se ha dado hasta la fecha en el complejo arqueológico El Brujo, el que más ha sido estudiado y el que más renombre ha traído”, comenta a Efe la gerente general de la Fundación Wiese, Ingrid Claudet, que financia las investigaciones.
“No hay otro contexto funerario que se pueda comparar y eso dificulta aseverar con seguridad exactamente cuál fue el rol que cumplió. Hay muchas interrogantes que todavía están abiertas y que van a seguirse investigando a lo largo de los años”, añade.
LIBRO EN CAMINO
Con motivo del decimoquinto aniversario del descubrimiento, la Fundación Wiese publicará este año el libro más completo hasta ahora de la Señora de Cao, con todos los estudios e investigaciones realizados hasta la fecha, incluidos análisis de sus tatuajes y ornamentos, y con las teorías e hipótesis de quince especialistas.
“El rol de la Fundación no es tomar partido por uno de los investigadores porque la arqueología no es una disciplina de consensos necesariamente, sino es promover más investigación y discusiones contrastadas y que eso produzca conocimiento”, precisa Claudet.
En El Brujo se da además la particularidad de que es un enclave ocupado desde hace 14.000 años, “algo bien raro y con un valor muy preciado”, según Claudet, pues “cada hectárea encierra muchísimo conocimiento y estamos muy lejos aún de poder siquiera vislumbrar”.
Desde que la Fundación Wiese comenzó a investigar en 1990 en El Brujo solo se ha trabajado en el templo mayor, donde se halló a la Señora de Cao.
“Lo que hemos excavado viene a ser ni el 5 % de lo que representa el complejo de El Brujo. Hay mucho por conocer y descubrir. Hay trabajo para ‘mil años’”, concluye Franco. EFE
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Los monumentos funerarios más curiosos del mundo
Solo hay algo que todos los seres del mundo compartiremos: el final. Este, incierto, marca nuestro camino, pues desde que nacemos pensamos frecuentemente en la muerte, que nos acecha solo por el hecho de estar vivos. Aunque nadie escapa de sus garras, lo que algunos temen no es el último adiós, sino las huellas del olvido. Todos, tarde o temprano, seremos pasto de las llamas, polvo y cenizas, y nadie se acordará de nosotros.
No son pocos los que han intentado escapar de ese temido momento en el que nadie recuerda que una vez estuvimos aquí. Para ello, presas del egocentrismo o la presunción, decidieron construir grandes complejos funerarios: tumbas sin igual, maravillas de la creación en las que el descanso eterno parece más llevadero. Algunos monumentos son tan impresionantes que parecen haber conseguido el propósito de aquellos que moran en su interior: la inmortalidad. Estos son los más impresionantes.
Pirámides de Guiza
¿Cuándo se construyeron? Son probablemente el monumento funerario más famoso e impactante del mundo. A veinte kilómetros de El Cairo, vieron la luz durante la cuarta dinastía, en el Imperio Antiguo.
¿En honor a quién? Fue Keops (Jufú) el primero en erigir en la zona su monumento funerario. La suya es la más grande de las tres, mide 140 metros de altura y su base es de 230 metros, además fue la construcción más alta realizada por el hombre hasta el siglo XIV. La Gran Pirámide, como se la conoce, es la única que cuenta con un pasaje de ascenso y descenso, y todavía no se sabe por qué, además de haber sido una de las maravillas del Mundo Antiguo. Tras su construcción, la imitaron Kefrén (Jafra) y Mikerino (Menkaura). A finales del Imperio Antiguo había en Guiza cientos de tumbas.
Mausoleo de Quin Shi Huang
¿Cuándo se construyó? A unos 30 kilómetros al este de Xian, en China, se encuentra el Mausoleo que tardó 38 años en construirse, en el siglo III a.C aproximadamente. Durante más de 2.000 años permaneció olvidado y enterrado, hasta que en 1974 un agricultor que trabajaba la zona se topó con una cabeza de terracota, que confundió con una imagen de Buda. Así se descubrió el imponente ejército de los guerreros de Terracota.
Los Guerreros de Terracota.
¿En honor a quién? Qin Shi Huang fue el primer emperador de la China unificada. Sorprendentemente, solo se ha descubierto una parte del gran complejo y la cámara funeraria y la tumba aún no han sido abiertas. La tumba está ubicada entre una réplica de la China y un mar de mercurio, la cúpula de la cámara, según las fuentes, está decorada con joyas y con pinturas que simulan las estrellas.
Taj Mahal
¿Cuándo se construyó? En el siglo XVII. De hecho, fue una proeza, estuvo a cargo de 2.000 obreros (a los que, según cuentan, se les cortó las manos para que no volvieran a realizar una obra semejante en su vida), y se realizó con los mejores materiales, jade, gemas preciosas y su característico mármol blanco que se tuvo que transportar hasta la zona a lomos de elefantes. Está situado en la provincia de Agra y considerado una de las Siete Maravillas del mundo moderno.
Taj Mahal.
¿En honor a quién? El Taj Mahal es un monumento al amor y a la pérdida, una lágrima en la mejilla del tiempo, como diría Rabindranath Tagore. El príncipe Shah Jahan se enamoró de una simple vendedora, Arjumand Banu Begum, más conocida después como ‘Mumtaz Mahal’ (o ‘la elegida del palacio’), y se casó con ella. Desgraciadamente, la mujer falleció dando a luz años después, y el príncipe decidió dedicarle al amor de su vida un último obsequio: este impresionante monumento funerario.
Tumba del Señor de Sipán
¿Cuándo se construyó? En el siglo III a.C., aunque no se encontró hasta 1987. El guerrero y gobernante enterrado en la Tumba llevaba joyas y ornamentos de la más alta jerarquía (cetros, brazaletes, orejeras…). Se trata del sitio arqueológico más rico encontrado en América, y algunos han comparado su hallazgo con el de Tutankamón.
Tumba del Señor de Sipán.
¿En honor a quién? El Señor de Sipán fue un antiguo gobernante mochica, cultura que dominó el norte del Antiguo Perú. El hallazgo marcó un hito en la arqueología, pues se le encontró enterrado en un ataúd de madera, intacto y sin huellas de saqueos. Además de sus restos, se encontraron los de otras ocho personas: tres mujeres, cuatro hombres y un niño, además de dos llamas y un perro.
Mausoleo de Lenin
¿Cuándo se construyó? Situado en la Plaza Roja de Moscú, la también conocida como Tumba de Lenin se construyó en 1924, a su muerte, por órdenes del Gobierno Soviético. A día de hoy sigue siendo una de las atracciones de la capital rusa, y permanece abierto para el público los martes, miércoles, jueves y sábados de las 10:00 a las 13:00, aunque no se pueden hacer fotografías.
Plaza Roja.
¿En honor a quién? Como es lógico, a Lenin. Cuando murió su cuerpo fue embalsamado, se tardó tan solo tres días en construir la tumba y el alcalde de la ciudad decidió que se dispusiese una guardia de honor las 24 horas de día. Los rusos llamaron a esta guardia ‘el centinela número uno’. Ha servido de inspiración para muchos otros gobernantes socialistas.
Mausoleo de Mao Zedong
¿Cuándo se construyó? En la Plaza de Tiananmén, en Pekín, se encuentra este monumento funerario desde 1977. No tardó tan poco en construirse como el Mausoleo de Lenin: comenzó en noviembre del 76 y se terminó en mayo del año siguiente, y ciudadanos de todo el país estuvieron involucrados en su creación. Se utilizaron materiales traídos de varias partes de China: granito de Sichuan, porcelana de Guangdong, cuarzo de las montañas de Kunlun…
Mausoleo de Mao.
¿En honor a quién? Aunque Mao había expresado el deseo de ser incinerado, se le embalsamó. Su cuerpo se encuentra dentro de un ataúd de cristal, las partes visibles están rodeadas por una atmósfera seca y las no visibles empapadas por un líquido. Anualmente, tanto el rostro como las manos son totalmente humedecidos, aunque las malas lenguas aseguran que no es el cuerpo real del presidente, sino una estatua de cera.
Valle de los Caídos
¿Cuándo se construyó? Quizá sabe a poco en comparación con las Pirámides de Giza, pero queríamos incluir algo patrio. El Valle de los Caídos se encuentra situado en San Lorenzo de El Escorial, en Madrid, y ha sido objeto de polémica durante muchos años. Francisco Franco ordenó construirlo en 1940, para que fuesen enterrados en él Jose Antonio Primo de Rivera y los caídos de la ‘Gloriosa Cruzada’. En la construcción, que duró casi veinte años y no los doce que en un principio se habían previsto, se emplearon presos políticos republicanos que se habían acogido a la Redención de Penas por el Trabajo. Además, poco antes de su inauguración en 1959 fueron llevados allí restos de soldados del bando republicano, por lo que finalmente quedaron enterrados 33.833 combatientes de ambos bandos.
Valle de los Caídos.
¿En honor a quién? Actualmente, solo hay una tumba a la que pueden acceder los visitantes: la del fundador de la Falange. La de Franco fue exhumada en 2019 y desenterrada del Valle, por orden del Gobierno del PSOE. Ahora sus restos se encuentran en el cementerio de Mingorrubio (El Pardo).