Martin Scorsese y la joya olvidada de su filmografía
FICHA TÉCNICA Título original: Silence
Año: 2016
Duración: 161 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guion: Jay Cocks, Martin Scorsese, basado en una novela de Shusaku Endo
Reparto: Andrew Garfield, Adam Driver, Liam Neeson, Ciarán Hinds, Tadanobu Asano, Shin’ya Tsukamoto, Ryo Kase, Hiroyuki Tanaka, Nana Komatsu, Yosuke Kubozuka, Yoshi Oida, Issei Ogata, Ten Miyazawa
Incluso a Martin Scorsese se le resisten algunas cosas. Puede parecer incréible, pero al maestro del cine le llevó cerca de 30 años llevar a la gran pantalla uno de sus mayores anhelos, la adaptación de la novela histórica de Shusaku Endo Silencio (1966). Una profunda reflexión sobre la religión y la imposición de la fe que se convirtió en un éxito de ventas en Japón y que está considerada una de las mejores novelas del siglo XX.
Silencio (2016), que podrá verse este domingo en La 1 de TVE, cierra la oficiosa trilogía sobre la religión del cineasta italoamericano que se inició con la polémica La última tentación de Cristo (1988) y continuó con Kundun (1997). Una película injustamente olvidada por la industria de Hollywood, pero que acaparó muy buenas críticas, llegando a colarse entre los mejores filmes de aquel año. Paradójicamente durante todo ese tiempo entre la segunda y la tercera entrega, al maestro Scorsese, que ya entonces contaba con una carrera cinematográfica consolidada, se le resistió la financiación de la película. Pero la adaptación de la novela histórica tiene muchas otras curiosidades.
02.11 min Tráiler de ‘Silencio’, la nueva película de Martin Scorsese
Fue precisamente en 1988, en uno de los pases especiales de la cinta sobre las debilidades humanas de Jesucristo, cuando Scorsese se topó con la novela del escritor japonés católico: el entonces obispo episcopal de Nueva York, Paul Moore, le regaló un ejemplar de la novela, que cautivó desde su primera lectura al cineasta, hombre de profundas convicciones religiosas que incluso se planteó hacerse cura en su juventud.
“La temática que Endo plantea en el libro ha formado parte de mi vida desde que era muy, muy joven. Me crié en el seno de una familia muy católica en la que se le daba mucha importancia a la religión. Uno de los pilares de mi vida sigue siendo la espiritualidad católica romana que tan importante fue para mí de niño, y esa espiritualidad estaba relacionada con la fe (…). Llegado a este punto de mi vida pienso constantemente en la fe y la duda, la debilidad y la condición humana. Todos ellos son temas que la novela de Endo plantea de una manera muy directa”, explica el director en una entrevista concedida a RTVE.
A la busca de financiación Scorsese comenzó a trabajar en el guion de Silencio a finales de los años 80 junto a su colaborador habitual, Jay Cocks (La edad de la inocencia, Gangs of New York). El primer escollo fue que ambos buscaban la perfección a la hora de adaptar esta aclamada novela. Solo en el proceso de la escritura del guion trabajaron más de 15 años. Ambos querían estar a la altura de la novela original. Para ello se focalizaron en la historia del padre Christovao Ferreira, un jesuita portugués misionero en Japón que escandalizó al mundo tras cometer apostasía en 1633 y convertirse al budismo tras haber sido torturado durante la persecución anticristiana católica en el país nipón. En Silencio seguimos a dos jóvenes misioneros, el padre Sebastian Rodrigues (Andrew Garfield) y el padre Francisco Garupe (Adam Driver), mientras buscan en Japón a su desparecido mentor, el padre Ferreira (Liam Nesson), y ejercen clandestinamente el ministerio entre los aldeanos cristianos de la zona. En el Japón del siglo XVII, el poder estaba en manos de los señores feudales y los samurái, decididos a erradicar la religión cristiana, y las persecuciones y las torturas estaban a la orden del día, de modo que los cristianos se enfrentaban a la dura decisión de elegir entre la apostasía o una muerte lenta y dolorosa. Tras años buscando financiación, fue el éxito en taquilla de El lobo de Wall Street (2013) -más de 392 millones de dólares (376 millones de euros) en todo el mundo- el que permitió finalmente a Scorsese el último impulso para lograr el dinero necesario para hacer realidad su sueño y rodar Silencio. Adam Driver (izq) y Andrew Garfield en una escena de ‘Silencio’.
Exhibición actoral Aún así, el presupuesto es bastante ajustado, alrededor de 50 millones de dólares (48 millones de euros), y estrellas como Andrew Garfield (Hasta el último hombre, The Amazing Spiderman), Adam Driver (Star Wars: El despertar de la Fuerza) y Liam Neeson (La lista de Schindler, Venganza) renunciaron a su minuta habitual y cobraron el salario mínimo establecido por el Sindicato de Actores porque ninguno quería perderse la oportunidad de rodar a las órdenes del maestro -en el caso de Neeson por segunda vez, y de nuevo en el papel de cura tras el padre Vallon de Gangs of New York (2002); también es la segunda vez que se enfuda el hábito de jesuita tras La misión (1986)-. Todos ellos, guiados por el genio Scorsese, dan lo mejor de sí mismos en unas intensas y emotivas actuaciones para las que tuvieron que llegar al límite físico, en los casos de Garfield y, especialmente, Driver que llegó a adelgazar más de 20 kilos para convertirse en el padre Garupe: “Me vino bien pasar tanta hambre y estar tan cansado”, confiesa el actor. También espléndidos están los actores japoneses que completan el reparto para dar vida a los devotos aldeanos cristianos y a los samuráis torturadores del Japón de la primera mitad del siglo XVII: Tadanobu Asano (Mongol, Battleship y Thor), que da vida al intérprete; Issey Ogata (Sol) como el brutal inquisdor Inoue; Yosube Kubozuka como el retorcido y complejo Kichijiro, guía de los sacerdotes; Yoshi Oida como Ichizo, el anciano de Tomogi cuya fe y devoción cristiana inspiran a los padres portugueses; y el mismísimo Shinya Tsukamoto (Tetsuo, el hombre de hierro, Haze), reputado actor y director nipón, como el devoto aldeano Mokichi -a Scorsese le pareció “increíble” que el cineasta japonés se presentase a una prueba para Silencio, mientras que este asegura que hubiese hecho “hasta de extra”-. Martin Scorsese da instrucciones a Garfield en el rodaje de ‘Silencio’. Oida, de 83 años, y Tsukamoto protagonizan, de hecho, una de las escenas más espeluznantes de la película: se sacrifican por su fe y son crucificados para salvar a su aldea de la cruel manera ideada por los samurái, consistente en colocar las cruces en la orilla del mar y que, con la crecida de la corriente, queden poco a poco bajo el agua y se ahoguen lentamente. Todas las claves de ‘Los siete samuráis’, la obra maestra de Kurosawa Rodada en Taiwán durante 15 semanas en lugar de en Japón por razones económicas, la de la crucifixión fue una de las escenas más duras de realizar en un rodaje en general bastante complicado por los lugares elegidos y las condiciones del terreno, costas rocosas, ensenadas, localizaciones montañosas y aldeas enlodadas, que recuerdan mucho a los escenarios de clásicos nipones como Los siete samuráis (1954) de Kurosawa.
El viaje interior de Zamorano
“Hasta los cinco años viví en La Legua. En la calle Magallanes con Carlos Valdovinos, a dos cuadras de la Parroquia San Cayetano. Vivíamos juntos mi abuelo José Zamora, mi abuela y un tío. Mis papás y yo dormíamos en la misma pieza.
Aprendí primero a pegarle a la pelota y después a caminar. Lo recuerdo: era una pelota blanca y negra, con el escudo de Colo Colo. Me la ponían al lado de la cuna. De hecho, mi primer recuerdo es en una cancha de fútbol en La Legua. Eran esos típicos campeonatos que se realizaban en el barrio, en una cancha de piedra y tierra. Mis papás se conocieron en una cancha igual a esa.
Desde que tuve uso de razón quise ser futbolista. A mí me cuesta imaginar mi vida sin fútbol, yo creo que no tenía otro camino. Mi papá me decía: ‘El fútbol está lleno de jugadores buenos, usted debe tratar de ser el mejor’. De no haber jugado, igual hubiese estado ligado al deporte. A pesar de que me crié en un barrio de alto riesgo social, tenía las cosas claras, tenía una buena base familiar. No habría sido drogadicto ni delincuente, ni habría terminado en la cárcel, eso lo tengo claro.
En el patio de la casa de mis abuelos había muchas flores. Mi abuelo puso unas canaletas para que no las destruyéramos los nietos ni el perro, que se llamaba Peligro. Un quiltro chico que mordía a todo el mundo. Un día, jugando a la pelota, me caí arriba de la canaleta y me rompí el labio, todavía tengo la cicatriz. Cuando volví del hospital, mi abuelo estaba con un combo que pesaba kilos haciendo mierda las canaletas. Las rompió todas. Todo porque yo me caí”.
“Mi relación con la pobreza es lo que mis papás me inculcaron desde pequeño: siempre hay que ayudar al más necesitado. Si bien nací en un barrio humilde, nunca pasamos hambre o frío. Siempre tuvimos para educarnos. Pero tengo muy claro lo que significa, y cuando llegas a ser un hombre público puedes hacer mucho por la pobreza. Creé la fundación (Fundación Iván Zamorano) para alimentar los sueños en torno al deporte de muchos chicos que nacen y crecen en la pobreza. Hay niños con grandes talentos que se pierden. Sé lo que es ser vulnerable, pero, a la vez, sé lo que significa tener una base para diferenciar el camino correcto a seguir.
Mi papá era democratacristiano, no se metía en política. Mi mamá era de izquierda. Mi tía Nelda era amiga de Gladys Marín. En 1972, nos fuimos a vivir a una toma en Maipú: la Villa México. Un amigo de mi mamá nos ayudó a conseguir un departamento, que fue lo mejor que nos pudo pasar. Pudimos tener otras posibilidades de vida.
Cuando vivíamos en Maipú, con mi hermana íbamos a las protestas en el centro. Un día de protesta mi mamá nos dijo: ‘Hoy se quedan todos en la casa’, pero con mi hermana partimos escondidos. En General Velásquez cantaba Sol y Lluvia y estábamos con mi hermana y unos amigos cantando. De pronto miramos y estaba mi mamá protestando. Nos tuvimos que devolver igual de escondidos para la casa.
Mi abuelo José Zamora era minero en El Melón y era comunista. Murió en agosto de 1973. En octubre llegó un tanque a su casa en La Legua a buscarlo. Mi tío tenía 19 y se llamaba igual. Se lo iban a llevar. Entonces mi abuela se puso delante de nosotros y les dijo a los militares: ‘Si andan buscando a José Zamora, vayan a buscarlo al cementerio, a él ya lo mataron’”.
“Cuando mi abuela falleció, la casa de La Legua quedó para mi tío Osvaldo, quien tenía más problemas económicos que el resto de los hermanos Zamora. Fumaba todo el día, su pieza estaba pasada a humo, murió de cáncer. Luego vino el tiempo de decidir. Los hermanos pensaron en vender la casa y dividir la plata entre todos: Pero mi mamá les dijo: ‘Yo la compro y la casa queda para mí’. Así que la casa es de ella y la arrienda. La placa con el nombre de mi abuelo está intacta. Hace 14 años que yo no venía a esta casa… ahora que vengo, me tiritan las manos”.
“El mayor cambio que sufrí en mi vida fue la muerte de mi papá. Salió a las 5 de la mañana y no lo vimos más. No nos pudimos despedir. Fue en junio de 1980. Tenía dolores en el estómago en la mañana, y murió durante el día de peritonitis. Hay un antes y un después. Una parte mía se quedó con la historia hasta allí. De ahí viene lo más duro, salir adelante sin mi papá, luchar por sus ideales. Pasé de niño a adulto, tuve que salir a trabajar y no tuve la oportunidad de llorar. Yo era el hombre de la casa. Cuando lloraba me decían que no me viera mi mamá, que tenía que ser fuerte. Tenía 13 años.
Hasta hoy es duro. Cuando se pierde un ser querido, siempre te dicen que el tiempo lo va a curar y es mentira. Yo siento el mismo dolor que cuando mi papá falleció. Aunque ya sé convivir con eso, el dolor está intacto.
Siento que mi papá es como el viento: no lo veo, pero lo siento acá. Yo creo que ha estado en los momentos más importantes de mi vida y de mi carrera. Sé que me ayudó a que la pelota en el partido contra La Coruña le pegara en el palo, entrara al arco y le valiera el título al Real Madrid. Cuando mis hijos nacieron sanos, estuvo mi viejo, estoy convencido.
Mi papá era chofer del camión 11 de la Coca Cola. Cuando murió, mis tíos me invitaban a trabajar con ellos. Un tío que tenía un camión de basura me ayudaba con trabajo. Recorríamos ferias los fines de semana sacando la basura. Otro tío me llevaba a levantar sanitarios y los ponía en el camión.
Mi papá era el sustento familiar. Mi mamá dejó de trabajar cuando se casó. Al quedar viuda volvió a trabajar. Vendía chalecas que hacían unos tíos, vendía joyas. Ella es cosedora y sabía trabajar.
Hay momentos en que quiero desaparecer, y lo hago. Desaparezco, porque quiero estar con mi papá. Me voy a la pieza o al cementerio. Tengo la necesidad de estar con él”.
“Me fui con 20 años a vivir al extranjero. Volví con 35. Me fui un cabro chico y volví un hombre. Soy un agradecido de lo que me dio el fútbol: me hizo hablar idiomas, conocer países, una vida que no hubiera tenido sin fútbol. En Suiza aprendí a ser puntual, por algo inventaron los relojes. Después llegué a España, que hizo que me comprometiera con un fútbol más exigente y me enseñó a cuidarme. Y el Inter de Milán era un desafío pendiente, porque el fútbol italiano es el más exigente del mundo y había que preocuparse del cuidado personal. El pelo tenía que usarlo de otra manera, la ropa importaba. En Italia aprendí de moda…
Mi primer sueldo fueron $ 6.000 en Cobresal. Me compré un jeans Ellus a 10 cuotas, con grandes intereses. Para mi familia fue un sacrificio mi comienzo en el fútbol. Mi idea era luchar por mis ideales, pero tenía un compromiso de ayudar a mi familia. Juntaba varios sueldos y se los mandaba a mi mamá. Cuando empecé a ganar 20 lucas me creía millonario, llamaba a mi mamá y le decía: ‘Ya estoy ganando 20 lucas, tienes que dejar de trabajar’. Una estupidez de un cabro chico de 17 años, pero siempre luché por mejorar el estatus social de todo el grupo familiar.
Hasta hoy, nunca he hecho un cheque. Mi relación con la plata es casi nula. Todo lo maneja mi mujer en la casa. Los presupuestos en las vacaciones, los gastos, los costos. No saco plata a cada rato. Lo más burgués que tengo es una casa hermosa en Las Condes y los autos. Me gustan los autos deportivos, pero con familia ya no se puede, así que elegí un jeep bonito, con harto espacio, que sea rápido. Y claro, me gusta la ropa. Eso sería mi lado burgués”.
“Me casé tarde para ser futbolista. Pero mis papás también se casaron tarde. Sobre todo, me casé cuando llegó la persona idónea para hacerlo. Además, cuando más chico era inestable. No es que me gustaran todas, pero era inestable. Nunca me sentí un galán latino, sé mis condiciones: soy un tipo simpático. No soy Brad Pitt, pero soy atractivo, y eso más la simpatía hace que uno enganche. Claro que no era el que sacaba a bailar ni invitaba a salir, me quedaba en un rinconcito esperando, bien tímido. Con María (Alberó), en cambio, fui canchero al principio, pero ella ya no buscaba eso. Hasta que le gusté. Y estoy feliz: creo que todos tenemos un ángel que nos manda a quien merecemos, a mí me mandaron a María para tener esta familia hermosa.
En mi casa hay una sala de trofeos, donde guardo todo lo que gané en mi carrera y todas las camisetas que jugué: Cobresal, Cobre Andino, Saint Gallen, Sevilla, Real Madrid, Inter, América y Colo- Colo. Las tengo todas en marcos grandes. Tenía un baúl con todos los videocasetes de donde jugué, y un día desaparecieron. Mi mujer se los llevó y consiguió que los traspasaran a DVD con etiquetas de los resultados de los partidos. Ahora tengo un proyector donde veo mis partidos con los hijos.
Cuando el Ivancito nació, los tíos, los padrinos, le regalaron pelotas. Me gustaría que fuera futbolista cuando grande, pero si no, no importa. Claro que la presión que tiene el cabro chico por llamarse Iván Zamorano es grande. Vamos al supermercado y, como todos lo conocen, le tiran la pelota. A veces no quiere pegarle y la toma con la mano; la gente dice ‘chuta, va a ser arquero’.
Estar casado con una argentina exige un asado dominguero. Tengo tres parrillas: a gas, a carbón y a leña. El que quiera comer carne, tiene para todos los gustos.
Voy mucho al cine. Somos peliculeros. La última que vi fue Quiero matar a mi jefe. También me gusta cantar, soy afinado. Mi profesión frustrada es ser cantante. Hace dos años, mi mujer me regaló un micrófono que se enchufa a la tele y tiene 7.000 canciones. Mi canción favorita de karaoke es Cómo te extraño, de Leo Dahn. Con mis hijos, por ahora, andamos cantando Justin Bieber y Miley Cirus”.
“Siempre vuelvo a La legua, mi abuela paterna sigue viviendo allí. A una cuadra de la San Cayetano. Cada vez que voy a verla, paso por la iglesia. Tengo una relación maravillosa con el padre (Ouisse). Todos los padres que han estado allí han sido de un tremendo compromiso social. En San Cayetano me bautizaron, allí se casaron mis papás. Allí se celebra el aniversario de la muerte de mi papá, Luis Zamorano, hace 31 años. La iglesia se repleta. Son las misas más bonitas. El padre habla desde el centro y la gente se levanta y camina al altar. Los de afuera se presentan, dicen su nombre y de donde vienen. Cuando a mí me preguntan, yo digo que soy legüino.
Mi abuela nunca quiso salir de La Legua. Muchas veces se lo propuse. Vive en una casa que mi abuelo construyó con sus propias manos, y ahí hay algo más sentimental que no quiere soltar y la entiendo. Tiene 94 años, está perfecto. Vive con mi tía, mis primos y se siente bien cuidada.
La Legua tiene un significado en mí, un sentimiento encontrado. Yo entro a la iglesia y digo: ‘Chuta, es mi historia’. Entro y siento a mi familia. Mi abuela a una cuadra. Nosotros a dos, con mis abuelos maternos… todos reunidos en torno a la iglesia.
Yo viví en una Legua distinta a la de ahora. Había delincuencia, alto riesgo, pero ha cambiado el tema. Están los narcotraficantes y la gente siente temor. Yo voy con mis hijos y no me da miedo. Yo soy de allí, conozco a todo el mundo. Me comunico con todo el mundo. Siento que lo que se dice de La Legua la estigmatiza, y en todos lados hay gente buena y mala. El hijo de mi primo, mi sobrino chiquitito, está en un conjunto folclórico que hace giras hace 15 años por Chile. Hay muchas cosas buenas en La Legua que no se dicen. El equipo de fútbol se llama Bambam Zamorano, lo llevamos a España y goleó al Real Madrid. De aquí salen buenos cabros chicos, pero cuando crecen se pierden. Llegan a la casa y la mamá está en la cárcel, el papá es alcohólico. Con la fundación hacemos copas para que participen los chicos. Hace un mes y medio inauguramos la cancha nueva. Es preciosa”.
¿Es rentable invertir en oro y plata? ¿Qué ventajas tiene y cuáles son los riesgos? ¿Es seguro ocultarlo en casa?
El oro, especialmente, y la plata han desempeñado un papel importante en las economías de muchas naciones a lo largo de la historia. El oro, pese a que ya no es una forma primaria de moneda, “sigue siendo una inversión sólida a largo plazo y puede ser una valiosa incorporación a la cartera, particularmente en un mercado bajista”, subrayan desde la plataforma digital Raisin.
El oro fue considerado una moneda universal durante siglos. De hecho, se utilizó un estándar de oro desde el Imperio Bizantino hace más de 1.500 años. Hasta hace poco, todavía se utilizaba como moneda de reserva mundial.
Según Raisin, invertir en oro tiene ventajas y riesgos. Son las siguientes:
Ventajas: liquidez, valor, diversificación…
Fotografía facilitada por el Staffordshire County Council de una de las joyas de oro pertenecientes a la Edad de Hierro que dos amigos aficionados a la detección de metales encontraron el pasado diciembre en un campo de Inglaterra. EFE
Liquidez. El oro se puede convertir fácilmente en efectivo en cualquier parte del mundo. Además del efectivo real, la liquidez y la universalidad del oro no tienen competidor.
Mantiene su valor. El oro tiende a mantener su valor en el tiempo. Si el precio disminuye, el valor subyacente del oro no cambia mucho. Esto se debe a que hay una cantidad fija de oro debido al hecho de que es una mercancía, mientras que el dólar estadounidense, que es una forma de moneda fiduciaria, no tiene ningún valor inherente.
Cobertura contra la inflación. El oro aumenta de valor cuando la inflación se afianza. Dado que el oro tiene un precio en euros, cualquier deterioro en el euro lógicamente conducirá a un precio más alto del oro. Como resultado, durante las épocas inflacionarias, el oro ofrece una inversión más estable que el efectivo.
Diversificación. Agregar diferentes valores a tu cartera es una forma esencial de diversificar y reducir el riesgo general de tus inversiones. Debido a que el oro a menudo se mueve inversamente a los valores bursátiles y monetarios, proporciona una forma efectiva de diversificar.
Valores del Ibex 35 en el Palacio de la Bolsa de Madrid (España), a 29 de marzo de 2021. RRF
Inconvenientes: no genera dividendos, robos, impuestos más altos…
El oro no genera ingresos pasivos. Otras inversiones, como las acciones y los bonos, pueden derivar una parte del valor de los ingresos pasivos en forma de intereses y dividendos. Sin embargo, el único rendimiento que puedes obtener del oro es cuando aumenta el valor y decides venderlo.
Puede crear una burbuja. Cuando la economía está inestable, muchas personas comienzan a invertir en oro, pero cuando los inversores comienzan a entrar en pánico, el oro puede ser demasiado caro. Esto, a su vez, significa que tu inversión podría perder valor una vez que el precio se corrija.
Ladrón reincidente que asaltaba viviendas y comercios en Barcelona.
Necesita almacenamiento físico y seguro. Si eliges comprar oro físico real, no solo necesitarás almacenarlo, sino que también deberás asegurarlo. De lo contrario, no podrás reemplazarlo si se daña o te lo roban.
Las tasas de impuestos sobre las ganancias de capital son más altas en la mayoría de las inversiones en oro. La tasa impositiva sobre las ganancias de capital se sitúa entorno al 28%, que es mucho más alta que la tasa ordinaria de ganancias de capital del 15%.
Los aumentos en el valor del oro coinciden con la devaluación de la moneda local. Muchos economistas argumentan que el oro solo aumenta su valor cuando el euro se devalúa o la inflación es fuerte. Como resultado, los críticos sobre la inversión en oro sienten que el oro no ofrece retornos adecuados en otros mercados, advierten desde la plataforma Raisin.
Daniel Marburguer, director general de Coininvest.com Cedida
Daniel Marburguer, director general de Coininvest.com, portal online especializado en compra y venta de oro, plata o platino, responde a las preguntas de 20minutos para aclarar todas las dudas sobre la inversión en metales preciosos.
¿Por qué en España existe tanto desconocimiento sobre la inversión en oro?
Los inversores españoles son bien conocidos por su preferencia por el suelo y la vivienda. Trabajamos duramente en educar a nuestros clientes y visualizar los beneficios que les ofrecen los metales preciosos.
Los inversores españoles son bien conocidos por su preferencia por el suelo y la vivienda
Poseer metales preciosos es una inversión “tranquila”, no es una tendencia de la que se hable mucho. Por eso, en general, esperaría un comportamiento diferente hacia el metal. Podrías decirles a tus amigos: acabo de comprar un terreno, mientras que probablemente no dirías: acabo de comprar tres kilos de oro.
¿Qué perfil es el más característico de inversor en oro?
El inversor en oro está familiarizado con el entorno financiero, está bien informado sobre el mercado de metales preciosos y está preparado para mantener el metal durante años. Es muy raro que los clientes nos vuelvan a vender. La mayoría de las veces, una inversión en oro puede ser una inversión de por vida.
¿Qué factores conviene tener en cuenta a la hora de invertir en lingotes?
Si estás buscando invertir grandes sumas, los lingotes son una excelente opción. Los precios de los más grandes son un poco mejores por gramo de oro puro que los más pequeños. Cuando busques, es posible que te tienten los más baratos procedentes de casas de moneda menos conocidas. Siempre recomendamos mirar la liquidez global de las barras. Las barras de la refinería suiza Valcambi serán más fáciles de revender a un precio más alto que las barras de refinerías menos conocidas.
¿El oro es un valor seguro?
En lugar de seguro, usaría la palabra honesto. Obtienes un producto, nadie te cobra tarifas adicionales, sin comisiones, sin contrato, es simple y puro. Muy diferente a un ETF, por ejemplo.
¿Invertir en metales preciosos se considera anticuado?
Las personas tienden a dejarse llevar por lo nuevo y emocionante. Es normal. Sin embargo, es bueno recordar que a veces las formas más tradicionales de invertir pagan los dividendos más altos.
Estamos viendo que el público más joven se interesa cada vez más por la inversión en metales preciosos, algo que nos encanta. Son la fuerza impulsora detrás de nuestros últimos productos exclusivos en los que hemos inmortalizado el bitcoin tanto en oro como en plata.
¿Cuál es la inversión media que se suele realizar y cuánto se puede ganar?
El inversor medio gasta alrededor de 3.000 € con nosotros, normalmente compra una mezcla de oro y plata. ¿Cuánto puede ganar? Depende de cuánto tiempo esté dispuesto a mantener su inversión. No tenemos clientes que compren hoy y vendan en una semana. Por pura especulación de precios, no recomendamos la inversión en un producto físico de metales preciosos.
Imagen de archivo de una persona sosteniendo 75 euros. Andrea Martín Sánchez
¿Cuál es el tiempo promedio de ganancia y su proceso?
En el pasado, tener oro como inversión ha resultado muy gratificante. En los últimos 5 años, el precio de una onza de oro ha aumentado en casi un 80%. En la misma cantidad de tiempo, la plata ha duplicado su precio. Un impulso mucho más rápido para una cartera de inversiones fue el platino, el precio subió un 100% el año pasado.
¿El oro sube más en tiempos de crisis y cae en tiempos de crecimiento económico?
El oro se considera una inversión segura, ya que históricamente ha mantenido su poder adquisitivo. En tiempos de crisis económicas o incertidumbre, vemos que el valor del oro aumenta, como el año pasado.
¿Dónde y cómo se puede comprar oro?
Siempre recomendamos que compre en distribuidores de confianza. Comprueba si son miembros de la LBMA (London Bullion Market). Por ejemplo, nosotros lo somos.
Monedas de oro apiñadas. PIXABAY
¿Debería invertir en barras o monedas? ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?
Recomendamos calcular los precios de las monedas y barras que te interesan y calcular el precio por gramo de oro puro o plata. Nuestro sitio web ayuda con el cálculo y también muestra el precio más barato por onza, que es la unidad de oro en la que se comercializa, en todo el mundo.
Verás que las barras son normalmente más baratas, aunque las monedas pueden tener más valor en una etapa posterior, simplemente porque sus imágenes cambiaron y pueden convertirse en coleccionables.
También debes considerar si deseas tener un fácil acceso a tus inversiones. Digamos que tienes un lingote de oro de 100 gr. por valor de 4.000 euros y necesitas 1.500 euros en efectivo. Necesitas vender toda la barra para conseguirlo. Las monedas o las barras pequeñas son una opción más fácil si necesitas acceder rápidamente al dinero a través de tus inversiones.
Joya de plata. MUSEO FRIDA KAHLO
¿Es mejor comprar oro, plata o ambos?
Nuestros clientes tienden a comprar una combinación de oro y plata, principalmente 70% oro, 30% plata. La plata ha sido una gran inversión desde hace un año. El precio casi se duplicó y muchos analistas dicen que todavía hay mucho espacio. Además, el precio unitario de una onza es mucho más bajo que el del oro, lo que significa que, si necesita completar su inversión en oro hasta los próximos 100 o 1000, agregue un poco de plata.
¿Cómo tributa el oro de inversión?
Los lingotes de oro están libres de IVA en la Unión Europea, pero algunos países pueden gravar las ganancias de capital obtenidas por su venta
¿Dónde se guarda el oro? ¿Es seguro?
Nuestros clientes tienden a guardar su oro en casa o en otros espacios seguros externos. En realidad, nadie espera que tengas oro de inversión en casa y estamos hablando de piezas pequeñas que son extremadamente fáciles de esconder. Mientras mantengas tus inversiones en silencio, las posibilidades de que los ladrones las encuentren en casa son mínimas.