Todos los secretos de Fabergé, el joyero de los zares que conquistó a las élites de la ‘belle epoque’
Carl Fabergé, nombre casi mítico en el mundo de la joyería y las artes decorativas, procedía de una familia de hugonotes que, como muchos otros protestantes franceses, se vieron obligados a huir de Francia en 1685 tras la revocación del Edicto de Nantes. La familia Fabri recaló en Alemania, donde transformaron su nombre en Fabriger. El año 1800, un tal Pierre Fabergé, descendiente de aquella familia de exiliados, se instala en Pernau, donde adquiere la nacionalidad rusa.
Su hijo Gustave iniciaría la dinastía de los joyeros Fabergé a partir de 1842, fecha en que se domicilia con su propio negocio en la calle Bolshaya Morskaya de San Petersburgo, después de haber trabajado para la célebre casa Keibel. En 1870 se haría cargo de la dirección de la compañía, ya enormemente prestigiosa, Pierre Carl Fabergé. A partir de entonces, el enorme éxito de la casa Fabergé reside en el talento de Carl para aunar la joya, el diseño artístico y la funcionalidad en lo que él denomina objet de fantasie.
El huevo Moscú Kremlin, 1906 Museos del Kremlin, Moscú
Lo que caracteriza al trabajo de Fabergé, prestándole ese sello de originalidad propio, es el desprecio por la ostentación. Sustituyó los diamantes y otras costosas gemas de muchos quilates por pequeños rosetones de brillantes y piedras semipreciosas que realzaba con esmaltes de colores insólitos y diferentes tonalidades de oro.
Esta novedosa elección de los materiales, que eran ajustados con precisión a sus diseños, confieren a los objetos de Fabergé no solamente esa especie de extravagancia que impresiona a primera vista, sino una delicadeza que sólo un examen minucioso de la pieza permite apreciar en su justo valor. Y esta “calidad Fabergé” resulta especialmente destacable en objetos como las pitilleras, los frascos de perfume, las bomboneras, las escribanías y otros objetos de reducidas dimensiones que marcan con el símbolo de la belleza lo cotidiano.
Una caja de cigarillos de Fabergé, 1908 Royal Collection Trust UK
En la refinadísima élite de la belle epoque, el nombre de Fabergé se convirtió en sinónimo de un cierto estilo de vida, elegante y sofisticado. Nadie era completamente chic hasta no haberse transformado en cliente suyo.
Para satisfacer una demanda tan extraordinaria, Fabergé tuvo que exprimir todos los recursos de su imaginación y se decidió por enriquecer la variadísima paleta de sus esmaltes. Ciertos tintes lanzados como novedades absolutas provocaron entusiasmos apasionados, como su esmalte rojo frambuesa, que se convirtió en el color preferido de la sociedad londinense o el rosa opalescente, que deslumbró a los elegantes de París. En muchas ocasiones, un necessaire o una polvera de una tintura fabergé servía de punto de partida para confeccionar un traje de baile en el tejido del color a juego.
Joyero de la nobleza europea En la refinadísima élite de la “belle epoque”, el nombre de Fabergé se convirtió en sinónimo de un cierto elegante y sofisticado estilo de vida
Por otra parte, Fabergé supo adaptar su estilo suntuario a los avances tecnológicos de la época. Un ejemplo es el inmenso mercado que se abrió con la fabricación de marcos para fotografías o de preciosos timbres que sustituían a la campanilla para llamar al servicio.
Colgante “Cristal de hielo” hecho de cristal de roca, platino, y diamantes Fundación McFerrin, Houston, EE.UU.
Si bien Fabergé producía sus objetos siguiendo un diseño propio, también elaboró piezas de acuerdo a la idea de algunos clientes distinguidos. Por ejemplo, las copias de los tesoros escitas realizados para el conde Sergio Stroganoff, presidente de la Sociedad Imperial de Arqueología, los diversos artículos en azul y amarillo, según los colores de la cuadra de caballos de Leopoldo Rothschild. También la serie de broches representando la corona rusa, diseñada por la propia zarina Alejandra Feodorovna, para ofrecerlos como regalo a sus damas de honor con ocasión del nacimiento del heredero al trono en 1904, (otro de los talentos de Fabergé consistía en saber interpretar los deseos de su sobresaliente clientela).
Ésa es quizás la razón principal de que se convirtiese en el artífice que mejor reflejó el gusto de una época. Los establecimientos Fabergé de la elegante calle Bolshaya Morskaya no solamente ejercían una atracción especial para la alta sociedad rusa, sino que clientes de todo el mundo acudían en peregrinación a San Petersburgo para admirar las últimas creaciones que se exhibían en los espaciosos salones de la firma.
Huevo en forma de cesta de flores, Fabergé, 1901 Royal Collection Trust UK
Los huevos de Pascua La costumbre de regalar huevos en la celebración de la Pascua como símbolo de la resurrección de Cristo es antiquísima, y decorar esos huevos con pinturas parece que se remonta al siglo XIII. En el siglo XVIII aparecen los primeros huevos artificiales que se producen en Rusia para intercambiar como obsequio pascual. La aristocracia y la alta burguesía llevan su refinamiento hasta el punto de encargar modelos elaboradísimos en plata y oro adornados con esmaltes y piedras preciosas y acaban poniéndose de moda las bomboneras en forma de huevo y repletas de dulces. La familia imperial rusa fue el mejor cliente de Fabergé, y los huevos de Pascua fueron sus encargos más importantes. Se fabricaron poco más de 50 Huevos de Pascua y el diseño y la creación de cada uno ocupó más de un año. Once de ellos fueron realizados para el zar Alejandro III entre 1884 y 1894. Desde 1895 hasta 1917, su hijo Nicolás II continuaría la tradición, ofreciendo uno de esos extraordinarios regalos de Pascua cada año a su madre y a su esposa Alejandra.
El huevo Fabergé más caro se adjudicó en una licitación de Christie’s en Londres el 28 de noviembre de 2007 por 12,5 millones de euros. Se trataba de un reloj de cuco con diamantes fabricado para la familia Rothschild. Era uno de los 12 huevos Fabergé fabricados entre 1846 y 1920 para coleccionistas privados. El Huevo Rothschild, con más de 3.000 diamantes incrustados, fue realizado en 1902 por el técnico-jefe del taller Michael Perchin. Fue un obsequio de Germaine Halphen a Beatrice Ephrussi por su matrimonio con el barón de Rothschild en 1905. Este huevo es uno de los tres ejemplares únicos que llevaban incorporado un reloj de cuco.
Los otros dos son el Huevo Imperial (1900) y el Huevo Chanticler (1904). Cada hora se asoma el cuco, mueve sus alas cuatro veces y asiente con la cabeza mientras abre y cierra el pico para cantar melodiosamente durante quince segundos. En 2002, Christie’s sacó al mercado el llamado Huevo de Invierno, que el zar Nicolás II regaló a su madre, la emperatriz viuda Maria Feodorovna en la Pascua de 1913, que alcanzó los 6,4 millones de euros. El 3 de febrero de 2004 el industrial ruso Vekselberg adquirió por 90 millones de euros los huevos Fabergé de la colección Forbes evitando que salieran a subasta pública.
Los falsos Fabergé Objetos realizados por firmas como Saltykov, María Semenova o Artels eran adquiridos por Fabergé y vendidos en sus tiendas de San Petersburgo, Moscú o Londres. Debido a que Fabergé adquiría en sus viajes diversos objetos artísticos, que luego eran vendidos en sus establecimientos como propios, hace que el hecho de que un objeto haya sido comprado en una tienda Fabergé no sea prueba suficiente de su autenticidad. A la muerte de Fabergé, muchos de los artesanos que habían trabajado para él en Rusia emigraron a Occidente y reprodujeron muchas de sus piezas más emblemáticas. Un taller de Helsinki, por ejemplo, produjo una gran cantidad de animales en piedra dura que, muchas veces, fueron tomados por originales. El taller exiliado más importante ejerció sus actividades en París bajo la dirección de Eugenio Fabergé y Andrés Marchetti. También Silvio Marucelli y Stiquel trabajaban en París modificando el aspecto de piezas que adquirían en el mercado para darles el sello Fabergé.
Cuando Carl Fabergé y su hermano Agathon se hicieron cargo del negocio de joyería de su padre en 1882, su producción aumentó tan rápidamente que no podían gestionar todos los talleres ellos mismos. Carl decidió contratar a 500 artesanos altamente cualificados para que dirigieran sus propios talleres bajo el nombre de Fabergé. Estos maestros orfebres desarrollaron sus propios estilos, y el producto acabado era aprobado en última instancia por Carl o uno de sus ayudantes.
Tiara de aguamarinas y diamantes, 1904 Mike Rathke / HMNS
Fabergé mimaba hasta el último detalle, por ejemplo, las cajas que contenían las piezas. Aunque a veces variaba el tipo de madera utilizada y el color del forro de terciopelo, las cajas originales suelen ser de madera de acebo y estar forradas de seda crema y terciopelo. La seda lleva el sello imperial, el nombre de la firma y una lista de los lugares en los que tenía sucursales: San Petersburgo, Moscú, Odesa y Londres. Como ocurre con la mayoría de los joyeros, es fácil que el estuche original se pierda, por lo que encontrar una pieza en su caja original a medida es especialmente emocionante y realza el valor del conjunto.
A medida que la fama de la casa crecía también lo hacía el interés por sus competidores: importantes piezas de presentación imperial fueron realizadas no sólo por Fabergé, sino también por un puñado de joyeros rusos cuyas obras rivalizaban con las de Fabergé, a veces incluso superándolas en calidad. Uno de los competidores más famosos fue Bolin que en su apogeo, suministraba más a la Corte Imperial que todos los demás joyeros juntos. Entre sus obras más valiosas se encuentran las tiaras imperiales y las cajitas de rapé. En 1903, Fabergé abrió una sucursal en Londres que pronto se convirtió en parada obligada de los clientes más acaudalados y elegantes.
Ahora la exposición Fabergé in London: Romance to Revolution, en el Victoria & Albert Museum de Londres, que puede visitarse hasta el mayo de 2022, explora la fértil relación que la casa rusa mantuvo con la metrópolis británica.
Zafra, sinónimo de precariedad laboral para cañeros en Champotón, Campeche
Tras 160 días de la zafra 2021 en el Ingenio de “La Joya”, en Champotón, se logró la producción de 104 mil 352 toneladas de azúcar, pero resalta que el sistema agroindustrial azucarero emplea jornaleros agrícolas en condiciones de precariedad laboral, pues se ha documentado que la cadena productiva incluye a distintos miembros de familias en las actividades del ciclo productivo de la caña de azúcar.
De acuerdo con Rosa Graciela Santos Arguelles, maestra en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, desde 2013 se ha expuesto que “la fama del Ingenio de La Joya también se basa en conceptos claves que están ligados como precariedad laboral: guatemaltecos y ciclo productivo azucarero”.
Cabe mencionar que en México la producción del azúcar se realiza en 57 ingenios que se localizan casi en el 50 por ciento de los estados; o sea en 15 entidades federativas, actividad productiva que genera un aproximado de 450 mil empleos directos y más de dos millones de indirectos para personas del sector rural.
Cifras del estado
En específico la región de La Joya en el municipio de Champotón no hay registros de cuantos jornaleros se emplean durante cada temporada de zafra, pero se estima por el Ingenio que hay un promedio de 850 trabajadores en cada periodo de producción; entre jornaleros, cortadores, y recolectores.
Respecto a las complicaciones del sector se mencionó que los jornaleros agrícolas son los más vulnerables en la actividad por las condiciones laborales, donde resalta el trabajo infantil, riesgos en seguridad y salud, inexistencia de formación y capacitación, largas jornadas de trabajo, baja productividad, poca remuneración y dificultades para la vida laboral y familiar.
Cabe recordar que uno de los problemas directos para los jornaleros durante la zafra son las altas temperaturas en Campeche, situación que el representante de la empresa “Agrocaña del Trópico”, Jaime Gamaliel Silva Chan, resaltó a principios de mayo para esta casa editorial.
La razón es por el intenso calor, lo cual impide a los jornales-cortadores laborar después de las 10:00 horas, pues aumenta la sensación térmica y radiación solar, por lo que baja su producción y encarece la mano de obra.
Cabe mencionar que un recolector recibe por tonelada hasta 350 pesos, pero con este tipo de problemáticas se le remunera con la cantidad mencionada por cinco horas de labores.
La caña
La planta es una gramínea tropical de tallo macizo, de dos a cinco metros de altura y con diámetros de cinco a seis centímetros, cilíndrico, alargado y sin ramificaciones, donde sobresalen hojas de dos a cuatro metros de longitud.
Se debe citar que el tallo de la caña de azúcar se considera un fruto agrícola, donde se distribuye y almacena la fructuosa con un 75 por ciento de agua, formada por nudos y entrenudos, donde hay variaciones en las variedades de longitud, diámetro, forma y color.
Cabe recordar que algunos de los problemas del sector azucarero, de acuerdo con la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat); son los problemas de contaminación en el agua, producto de su elevado consumo energético, descarga de agua con alta temperatura y gran contenido de materia orgánica; bagazo; cachaza y vinazas.
Respecto al agua residual, producto de su operación, se tiene a nivel nacional que representa 28 por ciento del total; pues es el giro que más contribuye en cuanto a la descarga de materia orgánica y aguas residuales.
Para medir la dimensión de lo mencionado, la descarga de materia orgánica supera a la industria petrolera con 19 por ciento y la agropecuaria con 17 por ciento, sin olvidar que contribuye a la contaminación del aire por la utilización de bagazo y combustóleo como combustibles en el proceso, ya que la gran mayoría de los ingenios carecen de equipo para el control de emisiones.
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GH
Tipos de anillos de compromiso, su significado y dónde encontrarlos
Llevar un anillo de compromiso tiene una larga tradición que se remonta a la antigüedad, representa la promesa de matrimonio, de entrega y compromiso con la otra persona. Tradicionalmente se pensaba que el dedo anular estaba conectado directamente con el corazón, por lo que el anillo se ponía en la mano izquierda, al lado del corazón, como signo de amor y unión eterna.
Hubo un tiempo donde predominaban los conocidos como anillos gemelos. Un par de anillos que se llevaban juntos, el hombre lo usaba hasta el día de la boda, momento en el cual se lo entregaba a la mujer, y ésta pasaba a llevar dos anillos. Ahora, las cosas han cambiado, seleccionamos los anillos de pedidamás bonitos.
SOLITARIO
Anillo de compromiso TELVA
El solitario es, sin duda, sinónimo de anillo de compromiso. Consiste en una joya engarzada con una sola piedra. Nos tenemos que remontar a María de Borgoña para situar este tradicional anillo en la historia. Maximiliano I de Austria rey de Romanos, su prometido y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fue el primer hombre en regalarle este tipo de anillo a su enamorada, en 1477. Aunque su popularidad se la debemos a Tiffany en 1886 y a su creados Charles Lewis Tiffany.
ROSETA CON ZAFIRO
Anillo de compromiso TELVA
Esta joya se compone de un zafiro como pieza central, rodeada de pequeños diamantes o brillantes, la banda suele ser de oro, amarillo o blanco, o platino. Su popularidad la consiguió en 1981, cuando el príncipe Carlos se lo regaló a Lady Di, es tal la repercusión de este anillo, que el príncipe Guillermo le pidió matrimonio a Kate Middleton con la misma joya familiar.
PIEZAS ICÓNICAS
Anillo de compromiso TELVA
Podríamos decir que estos anillos tienen nombre y apellido, ya que su estilo va seguido de la marca que lo lanzó al estrellato. Son piezas que hablan por si solas y que se reconocen de un simple vistazo. Encontramos el modelo Oui de Dior, en oro, amarillo, rosa o blanco, el punto de la “i” lo conforma un diamante. Love y Trinity, dos modelos de Cartier que, con solo verlos, sabes en qué taller fueron creados. Love es un solitario diferente, con un diamante engarzado rodeado de tornillos para sellar el amor. Trinity, oro de 18 kilates y tres colores; el oro rosa simbolizaría el amor, amarillo la fidelidad y el blanco la amistad. Este modelo es la historia de un sueño, Jean Cocteau se despertó alterado porque había visto el planeta Saturno en sus anillos. Llamó a su amigo Louis Cartier y juntos crearon la joya. Más reciente es la colección de Los amuletos de Frida, de Suárez, joya atrevida de oro rosa con pavé de zafiros rosas en forma de corazón y rayos de brillantes.
OJO DE PERDIZ
Anillo de compromiso TELVA
Con una piedra central en forma redonda, normalmente diamante, rodeada por piedras de menor tamaño, como zafiros, rubíes o esmeraldas, es una de las apuestas seguras para el sí, quiero.
ART DECO
Anillo de compromiso TELVA
Para las novias que valoran la exclusividad y lo diferente, una joya vintage es un plus. El abanico es muy amplio, desde la época victoriana al Art Deco. Éste último es el reflejo de dos décadas revolucionarias para las mujeres, durante la guerra pasaron a trabajar y ganar su propio dinero, y también se empezaba a conquistar el derecho al voto. Muchos diseños de anillos de compromiso de estilo Art Deco incluyen elementos abstractos del arte egipcio, asiático o africano, los diamantes eran la piedra preciosa más popular para este tipo de anillos. Sin embargo, también se usaban piedras de colores, dando paso a colores brillantes, líneas rectas y formas geométricas.
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