06 Sarria, un compendio de historia

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Si se visita la comarca de Sarria es imposible no involucrarse. Ya sea por el interés en la Naturaleza, ya sea porque a cada paso que das te vas encontrando con la Historia. Más aún: incluso con la Prehistoria.

Y como un servidor no puede ser una excepción, no tengo más remedio que involucrarme, y hacer una sugerencia a los alcaldes de la comarca -a todos-, para que se unan como mejor les parezca (en una mancomunidad, con un patronato, con un consorcio…) para tomar una iniciativa conjunta que ponga en valor el abundante, y hasta cierto punto desperdiciado, patrimonio del que disponen.

Que organicen y ordenen todo ese patrimonio que deben gestionar, que lo clasifiquen por épocas históricas, o por temas de naturaleza, o por todo a la vez.

Una propuesta educativa que revitaliza la comarca

Y que propongan a la Xunta que nuestros escolares, en excursiones desde toda Galicia a lo largo del curso, vengan a conocer y tocar con sus propias manos la Historia humana, comenzando tal vez por la prehistórica Cova de Eirós, en Triacastela, hasta las obras de acondicionamiento del ferrocarril para velocidad alta, o el alumbrado público con leds de Sarria, pasando por los castros, las mámoas, lo dólmenes, las villas y vestigios romanos, los puentes medievales, las iglesias románicas, los restos de fortalezas (por cierto: las revueltas irmandiñas también forman parte de nuestra Historia…), el significado histórico de la vida en, y entorno a, un monasterio como el de Samos; las abundante realizaciones -más o menos afortunadas- del barroco: los pazos, con todo su significado…

Y que no se limiten a proponerlo para los estudiantes de Galicia, porque en todo este compendio de historia no sólo está la de Galicia: están los diferentes pasos de la historia humana. Por eso ¿por qué no organizar en diferentes y múltiples lugares, por ejemplo, campamentos de veranos para escolares de otros lugares de España, para que -además de disfrutar del ocio- se encuentren reunido, en siete municipios, un libro en relieve con las diferentes etapas de la Historia. ¿Y por qué, ya puestos, no se puede culminar también todo un plan de promoción turística, con el que estoy seguro de que no defraudaríamos a los visitantes?

Sería una iniciativa educativa y lúdica, ya que a la vez que se visitan y se conocen los diferentes testimonios de la historia, se puede disfrutar de la naturaleza, y se puede dar a conocer en profundidad una Galicia de la que, a la vez que la vamos conociendo con más detenimiento, podemos irnos sintiendo más orgullosos.

La Galicia interior no tiene por qué ser sinónimo decadencia

Y de esta pequeña utopía, que considero realizable -no hay más que ponerse manos a la obra-, se puede dar el salto para promocionar la comarca para atraer a toda clase de visitantes. Y para ir invirtiendo en restauraciones, en puesta en valor de las múltiples rutas para todos los niveles de senderismo. Para dejar constancia de que la Galicia interior no tiene por qué ser sinónimo decadencia.

Disculpen toda esta especie de discurso, que estoy seguro de que muchas personas que visiten la comarca de Sarria se verían impulsados a proponer, de una u otra manera.

Peregrino y banco de castaño en O Páramo.

Fue una inspiración escuchar al concejal de Cultura de O Páramo, Pablo Armesto, sentados en la carballeira del Campo da Feira de O Páramo, sus explicaciones e interpretaciones de diferentes pasajes históricos desarrollados en la Comarca. Muchos de los temas pude constatarlos a lo largo de mis recorridos por Sarria adelante. Como fue una inspiración cada una de mis conversaciones con muy diversas personas de la comarca, que me transmitieron, además de algunos de sus conocimientos, un interés vivo por todo lo que tenga que ver con el futuro de Sarria.

Una enumeración somera da la dimensión de la riqueza patrimonial

Sería imposible, en un artículo no especializado, recoger toda la riqueza histórica, cultural, arquitectónica o natural, con el debido rigor y con la extensión concreta que se necesitaría. Pero vale la pena ir desplegando algunas pinceladas que nos den una idea de lo mucho que podemos encontrar en Sarria.

La Cova de Eirós, en Triacastela, está declarado desde 2019 bien de interés cultural (BIC). En ella comenzaron, expertos de la Universidad de A Coruña, buscando restos de osos de hace entre 24 y 31.000 años, y con la continuación de las excavaciones se terminaron encontrando herramientas, e incluso adornos más vinculados con actividades de homínidos y humanos, llegando incluso al hallazgo de pinturas rupestres. Según los expertos, es un yacimiento importante para estudiar la transición entre el hombre del neandertal y el homo sapiens. Continúan los trabajos de excavación, investigación y datación, pero constituye ya un testimonio para ir completando el rompecabezas de la historia del origen y la evolución de nuestra especie.

Arte rupestre en Cova de Eirós.

Siguiendo la evolución humana, la existencia de dólmenes -o antas-, como los de Santa Marta, Vilamor o Arxemil. El dolmen es una edificación megalítica que se supone que puede ser un monumento funerario, aunque hay quienes dicen que son señalizaciones que marcan territorio o tratan de identificar una tierra con una tribu. O de mámoas, más claramente túmulos funerarios también neolíticos, de los que existen numerosos ejemplos. En el capítulo anterior, al referirnos a la Ruta del Mamut, en O Incio, citábamos la necrópolis de Santa Mariña, situada en el vértice entre O Incio, Sarria y Samos, y que aglutina un conjunto de más de cuarenta mámoas. Las mámoas son propias del noroeste de la Península.

Los castros son poblados fortificados, propios de finales de la edad del bronce y edad del hierro, con viviendas en el interior, de forma circular, normalmente colocados en lo alto de un monte o promontorio rocoso, especialmente abundantes en el Noroeste de la Península. Son edificaciones prerromanas, normalmente celtas. En la comarca de Sarria podríamos enumerar más de veinte castros, muchos de los cuales necesitarían un trabajo de arqueología para su puesta en valor. Para quienes quieran tener más información, podríamos citar una lista de interés: San Cosme da Pena, As Paredes de Barbadelo, Outeiro de Golán, Formigueiros, Santo Estevo de Maside, Bermún, Calvor, Góo, Mundín, Legón, Teilonxe…, y podríamos seguir hasta multiplicar por tres los ya enumerados.

Castro de Formigueiros, en Samos.

El Castro de Formigueiros, por ejemplo, es un poblado fortificado de la edad del hierro, que parece que estuvo habitado hasta el siglo I antes de Cristo, época de la invasión de los romanos, aunque más tarde volvió a repoblarse, probablemente hasta la llegada de los bárbaros, con la decadencia del Imperio Romano. Pertenece al municipio de Samos, en el límite con el de O Incio. En las excavaciones llevadas a cabo se encontraron, en unos paneles de pizarra, grabados de caballos y peces, que fueron alojados, provisionalmente en el museo de Viladonga.

La presencia romana en la comarca queda eclipsada por la existencia de Lucus Augusti (Lugo), pero hubo excavaciones en Sarria que encontraron vestigios de dos villas romanas en Vilar de Sarria y en San Antolín. Incluso apareció una estela funeraria en Vilar de Sarria, que se expone en el museo de Pontevedra.

Cuando parece que la Comarca comienza a cobrar vida propia en la Historia es a partir de la Alta Edad Media, desde las invasiones germánicas, especialmente los suevos, con la caída del Imperio Romano. Es cuando comienzan los caudillos germánicos a identificar su poder con el territorio, y aparecen los condados y los títulos sobre las tierras, y se van creando los señoríos, en torno a los cuales se va estructurando la vida de los campesinos y menesterosos. Es decir: cuando se va instaurando una estructura feudal. Las actuales 172 parroquias de la comarca puede que tengan mucho que ver con esa estructura. Y tienen mucho que ver también con la proliferación de templos, y con la abundancia de iglesias románicas, y con la construcción del Monasterio de Samos, como un testimonio de la implantación de la Iglesia en esa estructura feudal de poder.

Claustro grande del Mosteiro de Samos.

Por seguir con propuestas prácticas

El Monasterio de Samos inicia su existencia en el siglo VI y desde el siglo X está en manos de la Orden Benedictina. Y cuando comienzan las peregrinaciones a Santiago, se convierte en un punto más que obligado del Camino, tanto por devoción como por la actividad de albergue -que aún sigue teniendo-. Allí ingresó en la Orden de San Benito, y llegó a ser abad del monasterio, el gallego Padre Feijoo (siglo XVIII), que fue el primer ensayista español, polémico y progresista para la época y para su adscripción monástica: de hecho, es considerado, por su obra Defensa de las mujeres, el primer feminista español.

El monasterio de Samos ha sido un auténtico testigo de la Historia, con sus vicisitudes y sus esplendores. Durante la invasión francesa de principios del siglo XIX se convirtió en hospital de guerra. Y ese testimonio histórico se ha manifestado en las muy diversas personalidades que han salido de él, o pasado por él a través de los siglos, sino también queda reflejado en sus muros y en sus edificaciones. Del arte románico en el que se creó sólo quedan algunos vestigios, como la puerta claustral.

Puerta claustral románica en Samos.

El gótico, en sus diversas fases, el estilo renacentista y el barroco fueron apoderándose del edificio, con muy variadas, y en algún caso hasta exhibicionistas, manifestaciones. Merece, con mucho, ser visitado. Y tal vez necesitaría ser reconsiderado. De sus muy diversas actividades a lo largo de su historia -desde hospedar a una comunidad numerosa hasta dar albergue a peregrinos, o acoger un colegio- sólo queda la residencia de una muy menguada comunidad y el albergue de peregrinos.

Sería un buen lugar -anímense, alcaldes de la comarca- para que los municipios, Diputación, Xunta, e incluso el Estado negociaran con la Iglesia poner en uso sus espacios vacíos para instalar allí diferentes actividades, que podrían ir desde una Escuela de Turismo y Hostelería, por ejemplo, hasta una Escuela de Formación Profesional Agroalimentaria, vinculada entre otras cosas al aprendizaje de la elaboración de quesos y derivados lácteos, a la apicultura, la gestión de explotaciones agroganaderas, y a la comercialización de sus productos. Y no sólo para personas de la propia comarca, sino para otras comarcas de Lugo y Galicia.

La importancia del románico

Ya hemos visto que, aunque por la edad del monasterio podríamos esperar que fuera un símbolo del abundante románico de la comarca de Sarria, hemos de buscar otros ejemplos para mostrar que vale la pena realizar un ordenado catálogo y una eficiente promoción conjunta para fomentar la adecuada conservación y restauración, y por supuesto las visitas del románico sarriano. Algo que da para establecer diversas rutas complementarias, a través de las que mostrar las diversas modalidades del románico, a la vez que la historia que albergan sus iglesias.

Iglesia de Vilarmosteiro en O Páramo.

En la iglesia de Vilarmosteiro de O Páramo, una construcción románica con añadido de espadaña barroca, se conserva el escrito en gallego más antiguo de la provincia de Lugo: data de 1229. En O Páramo hay otras iglesias románicas: San Xoán de Friolfe y Santo Estevo de Grallás, ambas con transformaciones barrocas posteriores, San Salvador de Vileiriz y Santiago de Riba de Miño, en ruinas.

San Xoán de Friolfe en O Páramo

En Láncara encontramos la iglesia de San Xoán de Muro y otras seis iglesias más, casi todas con un estilo románico de las primeras épocas, y algunas con añadidos y construcciones barrocas: San Martín de Oleiros, San Salvador de Toirán, Santa María Madalena en Neira, San Miguel de Monseiro, San Vicente de Carracedo, y San Pedro de Bande, que fue hospital de peregrinos, y monasteerio vinculado al de Samos.

San Xoán de Muro en Láncara.

En Paradela destaca San Facundo de Riba do Miño, con su conjunto de iglesia y casa rectoral, que son restos de un monasterio benedictino de 1120 también adscrito a Samos, o Santa María de Ferreiros, situada originalmenta al pie del Camino de Santiago, y que en el siglo XVIII fue trasladada, piedra a piedra, y reconstruida en el cementerio de Miravelles. Santa María de Castro de Rei de Lemos, que fue transformada en el barroco, pero que -afortunadamente- conservó intacto su ábside románico; también Santa María de Vilaragunte, y San Lourenzo de Suar.

San Facundo de Ribas do Miño. Paradela

En Sarria el número de iglesias románicas, teniendo en cuenta el gran número de parroquias con las que cuenta, se multiplica. En el núcleo urbano se pueden destacar la iglesia de El Salvador y el Convento de la Magdalena, originariamente románico, pero con predominio de las transformaciones posteriores del gótico y del renacentismo.

Iglesia del Salvador. Sarria

Pero no faltan otras, al menos once iglesias románicas, desde Santiago de Barbadelo hasta San Xulián de Chorente, sin olvidarnos de Santa Mariña, Santa María de Belante, Santa María de Corvelle, San Salvador de Vilar de Sarria, Santo André de Paradela, Santo Estevo de Lousadela y otras cuantas, que incrementan la lista de los templos románicos de la comarca de Sarria, y que justifican nuestra tesis de que hay que aprovecharlos para una oferta educativa y turística que proporcionaría una actividad especialmente importante, y complementaria a todas las labores productivas.

Santiago de Barbadelo. Sarria

Sarria es un punto doblemente importante en el Camino francés. En primer lugar, porque dada su entidad de población ofrece más servicios y posibilidades a los caminantes. En segundo lugar, porque está a 111 kilómetros de Compostela, 11 kilómetros por encima de los 100 que se exigen como obligatorios para obtener la compostela. Por lo que se convierte en un punto de partida para innumerables peregrinos. Esto la convierte en una población relevante dentro del Camino.

Ponte de Áspera

Los peregrinos llegan a Sarria por A Ponte de Áspera, también románico, sobre fundamentos romanos, y que, como ya hemos explicados es un elemento de reivindicación potente del gobierno municipal para que se restauren los daños que sufre y para acondicionar de un modo significativo y cuidado todo su entorno.

En O Incio, la joya de su románico puede que sea San Pedro Fiz do Hospital do Incio, de la que ya hemos hablado. Pero se hace acompañar por todo su territorio de al menos otras seis iglesias románicas; aunque hay que lamentar que la de San Mamede de Vilasouto esté prácticamente en ruinas.

San Pedro de Fiz do Hospital.

En Triacastela tenemos la Iglesia de Santiago.

Iglesia de Santiago en Triacastela.

Y en Samos, la iglesia de San Martiño do Real.

Detalle de San Martiño do Real. / Concello de Samos

En la enumeración que hemos realizado de la larga lista de templos románicos, hemos señalado a varios como en ruinas. Un motivo, tal vez, para pensar en alguna escuela taller de canteros, cuya práctica se aplique a la restauración, o a la puesta en valor visitable e indiciario, de las mismas ruinas. Y -¿cómo no?- a la restauración de molinos que jalonan el río Sarria: sólo en el concello de Sarria tienen documentados 28 molinos. Que también forman parte de la epopeya de las gentes de la comarca que construyeron la Historia.

Y no es una ocurrencia: gracias al trabajo desarrollado por la Escuela Taller que organizó José María Pérez, Peridis, en Aguilar de Campó, se realizó la restauración de la Colegiata. @mundiario

Vocales del CGPJ avisan de que echar a los monjes del Valle de los Caídos iría contra el Concordato

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Tres vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) consideran «probable» que el Gobierno de Pedro Sánchez pretenda expulsar a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos con la nueva Ley de Memoria Democrática y advierten de que esa medida supondría una vulneración del actual Concordato, el acuerdo que regula las relaciones Iglesia-Estado desde enero de 1979.

Así lo exponen la abogada del Estado Nuria Díaz Abad y los magistrados Juan Manuel Fernández Martínez y Juan Martínez Moya en el voto particular que han formulado contra el acuerdo por el que el pleno del CGPJ respaldó este lunes el informe sobre el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, que sustituiría la norma aprobada en la etapa de Rodríguez Zapatero. El órgano de gobierno de los jueces ha censurado varias de las disposiciones del texto, entre otros motivos por vulnerar la libertad ideológica.

De forma explícita, el anteproyecto redactado por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática no establece en ninguno de sus 66 artículos ni en sus 21 disposiciones -diez adicionales, nueve finales, una transitoria y otra derogatoria- la expulsión de la citada comunidad religiosa de Cuelgamuros, pero abre la puerta a la salida de los frailes después de casi 63 años o al menos a limitar su acción en el recinto.

«Se declara extinguida la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos por resultar incompatibles sus fines con los principios y valores constitucionales», prevé el artículo 55.5 del texto elaborado por el Gobierno. De aprobarse en su redacción actual, se establecería mediante real decreto un nuevo marco jurídico para la organización, el funcionamiento y el régimen patrimonial.

El 23 de agosto de 1957, Franco acordó crear la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos -a la que atribuyó la titularidad y administración del conjunto- para «rogar a Dios por las almas de los muertos en la Cruzada Nacional, impetrar las bendiciones del Altísimo para España y laborar por el conocimiento e implantación de la paz entre los hombres sobre la base de la justicia social cristiana».

Los monjes, desde 1958 en Cuelgamuros

Dichas tareas fueron confiadas a la abadía benedictina de la Santa Cruz en virtud del convenio que Luis Carrero Blanco -en representación del Estado- y el abad de Silos, Isaac María Toribios, firmaron el 29 de mayo de 1958. Justo 49 días después llegaron veinte monjes del monasterio burgalés para establecerse en el Valle de los Caídos -al menos cuatro continúan, entre ellos el abad emérito Anselmo Álvarez Navarrete- y cumplir los fines fundacionales. Éstos eran «mantener el culto con todo el esplendor que la Iglesia recomienda»; «dirigir y adiestrar una escolanía que contribuya a la mayor solemnidad de las funciones litúrgicas», «dirigir el Centro de Estudios Sociales», «seguir al día la evolución del pensamiento social en el mundo, su legislación y realizaciones»; «recopilar la doctrina de los pontífices y pensadores católicos sobre la materia» y «mantener al día una biblioteca especializada en materia religiosa y católico-social».

De no sufrir modificaciones y salir adelante con la redacción del anteproyecto, la futura Ley de Memoria Democrática incluiría una novedad jurídica de calado en lo concerniente a las relaciones entre la comunidad benedictina y Patrimonio Nacional, el organismo público que administra la Fundación del Valle de los Caídos a través de su consejo de administración. El convenio con el monasterio de Silos quedaría en papel mojado y, a partir de ahora, dichas relaciones se regirían por la nueva norma y por el Reglamento de Fundaciones.

El Gobierno mantiene congelada la asignación anual a los monjes para cubrir los gastos de funcionamiento desde su llegada

«Esto significa que, no es descartable sino probable, que se quiera prescindir de la comunidad benedictina, cuando su presencia en la basílica está anclada en el acta de erección pontificia de la Abadía, como se ha explicado, y no puede modificarse sin con ello vulnerar el Acuerdo con la Santa Sede sobre asuntos jurídicos, que declara la inviolabilidad de los lugares de culto», plantean en su voto particular los citados vocales del CGPJ.

A la luz de lo que señalan estos juristas, la salida de los frailes de Cuelgamuros sólo podría llevarse a cabo con el beneplácito del Vaticano o incumpliendo el Concordato, dado que el convenio firmado por el Estado con la abadía de Silos para el establecimiento de una comunidad religiosa en el Valle de los Caídos tiene duración indefinida. Los frailes tienen derecho a permanecer en la fundación mientras cumplan las obligaciones a las que se comprometieron en 1958.

El Gobierno mantuvo una posición enconada con los monjes benedictinos durante los preparativos para exhumar los restos de Franco, enterrado en la basílica del Valle de los Caídos desde el 23 de noviembre de 1975 y reinhumado en el cementerio madrileño de Mingorrubio-El Pardo el 24 de octubre de 2019. Los religiosos se oponían al no contar el Ejecutivo el permiso de los nietos del dictador y llegaron a interponer recurso ante el Tribunal Supremo, que no vio conculcado el Concordato y dio luz verde al traslado a otra sepultura.

Pulso de Carmen Calvo con el prior

De hecho, la vicepresidenta Carmen Calvo llegó a escribirle al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, para poner en su conocimiento que el máximo responsable de la abadía benedictina del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, había rechazado el permiso para acceder al templo y pedirle que tomara las decisiones oportunas «a fin de remover los obstáculos que la referida abadía ha creado con su decisión» y evitar «un conflicto jurídico y político» indeseado. La misiva se envió el 14 de febrero de 2019, ocho meses antes de que se consumara la exhumación.

Si no la expulsión, el Gobierno sí limitaría de forma notable con la nueva disposición normativa la acción de los monjes en Cuelgamuros, a los que mantiene bloqueado el pago de la asignación que se le concede anualmente a la abadía -unos 340.000 euros- para el mantenimiento del culto y poder atender la escolanía. El último cobro fue el correspondiente al ejercicio 2017, funcionando desde entonces con recursos propios, donaciones y los ingresos de la explotación de la hospedería.

Los herederos de los donantes podrían reclamar indemnización si se extingue la Fundación del Valle de los Caídos al decaer la finalidad

El Ejecutivo de Pedro Sánchez justificó su decisión en las conclusiones del informe de fiscalización al consejo de administración de Patrimonio Nacional correspondiente a 2013 y conocido en 2016. El Tribunal de Cuentas detectó que no se había rendido «nunca» cuenta justificativa de dicha ayuda ni se había ofrecido «una explicación» sobre la relación de dichos gastos con las obligaciones asumidas por la orden religiosa en virtud del convenio que la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos firmó con la abadía benedictina de Silos el 29 de mayo de 1958.

Los tres vocales del CGPJ que han firmado el voto particular aprecian otras «circunstancias» que hacen «difícil» la proyectada disolución de la fundación. La extinción podría abrir la puerta a «multitud de reclamaciones ante los tribunales» toda vez que las donaciones de joyas con las que se estableció el capital de la Fundación del Valle de los Caídos -valoradas en unos 100 millones de pesetas- habría «perdido su finalidad» y los donantes o herederos podrían solicitar su reversión. «Ello podría ocasionar una masiva petición de miles y miles de personas, que, si su donación no pudiera ser identificada, tendría derecho a una indemnización», añaden.

La Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es la propietaria de 58 inmuebles, diez de naturaleza urbana -entre ellas la basílica-abadía-hospedería- y 47 rústicas, todas ellas en Cuelgamuros. También es titular de la concesión administrativa del embalse en el río Arroyo Boquerón, con una capacidad de cuenca de un kilómetro cuadrado.

El patrimonio de la Fundación

A ello se suman 624 bienes muebles repartidos por los edificios del conjunto -entre ellos 167 muebles, 127 luminarias, 79 esculturas, 66 textiles litúrgicos, 64 artículos de plata y 33 de metal, 19 obras de decoración arquitectónica y 15 retablos- y un saldo en cuentas bancarias que a finales del pasado año ascendía a 339.719,85 euros, según se detalla en la respuesta ofrecida por Patrimonio Nacional a este diario en respuesta a una petición formulada a través del portal de la transparencia. La explicación a este importe es que seguía pendiente la justificación de la subvención a la abadía.

Consumada la exhumación de los restos del dictador y su traslado desde la basílica de Cuelgamuros al cementerio de Mingorrubio-El Pardo, el Gobierno de coalición pretende ahora resignificar el Valle de los Caídos para «dar a conocer «las circunstancias de su construcción, el periodo histórico en el que se inserta y su significado, con el fin de fortalecer los valores constitucionales y democráticos». De momento, no ha trascendido cómo piensa llevarlo a cabo.

La Biblioteca Nacional valora en 400.000 euros los libros rescatados del Valle de los Caídos

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La Biblioteca Nacional ha valorado en 391.134 euros la colección de libros entregados a la abadía benedictina del Valle de los Caídos hace 50 años y recuperados ahora tras un proceso de investigación y catalogación. En un «clima de cordialidad», ambas partes han firmado el acuerdo este miércoles, encontrándose físicamente las obras en la sede de la institución cultural desde el pasado 7 de mayo.

En un comunicado, la Biblioteca Nacional ha informado este jueves de que la devolución de estos fondos -rubricada por su directora, Ana Santos, y fray Santiago Cantera, prior del Valle de los Caídos- es la conclusión de una «rigurosa investigación» iniciada en 2018, cuando se descubrió que en el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico aparecían ediciones con ejemplares asociados a la abadía de Cuelgamuros.

En concreto, se trata de 467 ejemplares correspondientes a 477 volúmenes, una cifra ligeramente inferior a la que se detalla en el acta de entrega del 14 de abril de 1961 (494). Con todo, la Biblioteca Nacional admite que la lista original «no es totalmente fiable», por cuanto no se han localizado todos los títulos citados en dicho documento -36 no figuran en el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico con signaturas de la abadía- ni detalla todos los ejemplares hallados «con marcas de propiedad o sellos de la biblioteca o de las integradas en la misma».

Portada de uno de los libros entregados en 1961 al Valle de los Caídos y de más valor.

De dos de los ejemplares no localizados no se conserva ningún otro volumen en la Biblioteca Nacional. Se trata, en concreto, de Tractatus diversi super maleficiis, de Alberto Gandino (1560), y Officina medicamentorum et methodus recte eadem componendi, de 1601.

El libro de más valor es el titulado Ibn ‘arab ch¯ah, Ahmad ibn Mohammad. Kitab ‘aga’ib al-amqdur fi ahbar Timur = Ahmedis Arabsiadae Vitae & rerum gestarum Timuri qui vulgo Tamerlanes dicitur, Historia, fechado en 1636 y valorado en 12.985 euros.

También destacan las Canciones sacrae, publicadas por Santo Tomás de Villanueva en 1572 (12.000 euros); Fiestas de la S. Iglesia metropolitana y patriarcal de Sevilla al nuevo culto del señor rey S. Fernando el tercero de Castilla y León, de Fernando de la Torre Farfán (10.180 euros); una biblia sacra en latín (7.518 euros); Forma verae religionis quaerendae et inueniendae, de Miguel de Elizalde (6.000 euros), y Alphabetum tibetanum missionum apostolicarum commodo editum, de Agostino Antonio Giorgi (5.990 euros).

De los 494 títulos, el grueso está fechado en los siglos XVII (220) y XVIII (186), periodo que concentra más del 86 % del total. La relación se completa con 42 obras que salieron de imprenta durante el siglo XVI, entre ellos Las Vidas de Plutarco en una edición de Basilea de 1535; 11 vieron la luz en el siglo XIX y dos en el siglo XX.

El 32% de los libros, impresos fuera de España

Además de la obra sobre el historiador, biógrafo y filósofo moralista griego, la Biblioteca Nacional considera relevante otra decena de volúmenes que figuran en el listado: unas Obras de Platón en edición de Marsilio Ficino (publicadas en Lyon en 1567 por Antoine Vincent), un trabajo sobre la Física de Aristóteles por Juan González Martínez (impresa en Alcalá de Henares por la viuda de Andrés Sánchez de Ezpeleta en 1622), un libro de mecánica de Guidobaldo del Monte editado por Girolamo Concordia en Pésaro en 1577, un tratado de geometría de José de Zaragoza en edición de Gerónimo de Villagrassa (1671), el Análisis geométrico de Antonio Hugo de Omerique (impreso en Cádiz por Cristóbal de Requena en 1698), una obra de Hipócrates por Johann Bebel y Michael Isengrin en 1537, un diccionario árabe-latino de Jacob Golius (Leiden, Elsevier, 1653) y un alfabeto tibetano de Agustino Antonio Giorgi (impreso en Roma en 1762).

Sobresalen, igualmente, el Derrotero de las costas de España en el Océano Atlántico y de las Islas Azores, de Vicente Tofiño (impreso en Madrid por la viuda de Ibarra en 1789); Geografía de los niños o Método abreviado de la Geografía, impreso por Ibarra en Madrid en 1762, y la miscelánea de Tirso de Molina Deleitar aprovechando, editada por Juan García Infanzón en Madrid en 1677.

La abadía firma el acuerdo para devolver 475 libros que Franco les entregó en 1961

El análisis de los lugares de impresión ha permitido concluir que 313 ediciones (el 68 %) vieron la luz en España, mayoritariamente en Madrid (198) pero también en Salamanca (17), Valencia (18) y Zaragoza (15). Igualmente, se han contabilizado 64 libros en Francia (Lyon y París, primordialmente), Italia (31), Alemania y Bélgica (16), Suiza (10) y Países Bajos (6).

En cuanto a la temática, predominan los religiosos (288), si bien hay también sobre Historia (55), Derecho (24), Filosofía (16), clásicos griegos y latinos (13), Geografía (11), Medicina (10), Matemáticas (6), lenguas (latina, griega, árabe y copta), Literatura (poesía especialmente), Economía, Hacienda, Comercio, Ingeniería, Numismática, Astrología y hasta uno sobre Demonología (rama de la Teología que se encarga del estudio de los demonios), si bien son predominantes los de corte religioso. Éstos incluyen sermones, obras teológicas y de moral, Derecho canónico, Historia eclesiástica, biblias, reglas de órdenes religiosas y militares, misiones y vidas de santos.

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En muchos casos, la procedencia no alberga duda porque exhiben el sello de la Biblioteca Nacional o de la Biblioteca Real, circunstancia ésta que acredita que ya pertenecían a la colección histórica de la institución cultural cuando ésta se convirtió en Nacional en 1836. En otros, los volúmenes tienen características físicas o marcas de procedencia que los vincula a bibliotecas particulares que forman parte de la colección de la Biblioteca Nacional, como las del jurista Fernando José de Velasco y Ceballos (6); el artista y coleccionista de arte Valentín Carderera (4); el historiador, arabista y bibliófilo Pascual de Gayangos (2); el dramaturgo Juan Eugenio Hartzenbusch (1); el bibliógrafo e historiador Cayetano Alberto de la Barrera (1) o el Duque de Uceda.

La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos, y el prior de la abadía del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, firmando el acuerdo.

Con la colaboración de Patrimonio Nacional, la Biblioteca Nacional ha sustentado su petición en un informe de la Abogacía del Estado -ni preceptivo ni vinculante- que recuerda que los bienes de dominio público son «inalienables, imprescriptibles e inembargables», por lo que concluyen que el depósito en la biblioteca del Valle de los Caídos «sólo pudo haberse hecho en concepto de préstamo o comodato».

Los monjes benedictinos, por contra, intuyen que fue una donación. De hecho, en la tarjeta de agradecimiento enviada por la abadía se utiliza el término ‘donativo’, si bien no se ha localizado en los archivos de la Biblioteca Nacional ningún documento que despeje la duda sobre qué tipo de cesión se realizó. Con todo, la comunidad benedictina no disponen de ningún documento que avale que fue un regalo del régimen franquista, por lo que han accedido a la devolución.

Catalogación de la colección

Fuentes consultadas por este diario aseguran que fue la abadía benedictina la que hace «unos diez años» tomó la iniciativa de que se catalogara esta colección de libros para que pasara a formar del Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico, lo que permitía ponerla a disposición de los investigadores. La idea era que los ejemplares continuaran en el Valle de los Caídos, posibilidad que ha desechado la Biblioteca Nacional.

La firma del acuerdo para la devolución de este conjunto de obras a la Biblioteca Nacional se ha producido un año y medio después de que se llevara a cabo la exhumación de los restos de Franco, que permanecieron enterrados en la basílica del Valle de los Caídos desde noviembre de 1975 hasta el 24 de octubre de 2019.