Alpha Wolf Plus, la pickup del futuro crece pero se mantiene retro
Potencia y elegancia son dos conceptos que pueden fluir con armonía y Alpha Motor Corporation está empecinada en demostrarlo con su nueva joya: la Alpha Wolf Plus.
Si hace un mes nos sorprendió con el lanzamiento de su flamante Alpha Wolf, la pickup eléctrica que abraza todas las bondades de la electrificación y apuesta por un diseño retro, la Alpha Wolf Plus quiere llevar las cosas a un nuevo nivel.
Más que una simple versión más grande que la Wolf, este vehículo está dotado de un arsenal de accesorios que la harán el centro de las miradas y el favorito de aquellos de corazón aventurero y de los amantes de los diseños de antaño.
Más espacio, más alternativas
De todas las imágenes liberadas por el fabricante estadounidense, lo primero que llama poderosamente nuestra atención es su cabina de mayores dimensiones que ahora alberga una segunda fila de asientos.
Asimismo, el par de puertas extras de apertura a la inversa con las que la Alpha Wolf Plus promete llegar a las calles es uno de los elementos más vistosos y llamativos de este nuevo modelo.
A diferencia de la Alpha Wolf, este modelo cuenta con un portaequipaje de alta resistencia en el techo, así como un extensor de la caja trasera. Sin embargo, son sus paneles solares y una enorme tienda de campaña que va montada en la caja de la pickup las dos características que más destacan.
Al ser un auto eléctrico la Alpha Wolf Plus carece de motor de combustión interna, por lo que ofrece una práctica y espaciosa cajuela delantera muy parecida a la del modelo estándar. A diferencia del modelo anterior, este big brother ya no es un auto tan pequeño, pues presume dimensiones dignas del segmento: 5.15 metros de largo (en comparación con los 4.57 metros de largo de la Alpha Wolf), 1.98 metros de ancho y 1.76 metros de alto.
Su panel solar puede ser instalado en la caja trasera lo que ayudará a alimentar los sistemas auxiliares del vehículo que tendrá una capacidad de remolque de 3,050 kilogramos y promete ir de 0 a 97 kilómetros por hora en 5.9 segundos.
Alpha Motor Corporation nuevamente apunta a revivir las viejas glorias de las camionetas robustas con este hermoso modelo y conserva esa iluminación tipo todoterreno, parachoques tubulares y enormes neumáticos todoterreno en salpicaderas de iguales dimensiones (existirán dos versiones con rines de 16 y 18 pulgadas).
Elegancia y buen gusto interior
Mientras que el exterior de la Alpha Wolf Plus comulga más con los esteroides, el interior desborda fineza y buen gusto.
Forrado en elegante piel color negro, Alpha Motor Corporation apuesta por el minimalismo y dota a su auto de un par de pantallas destinadas a la instrumentación y al infoentretenimiento multimedia en un formato vertical que nos recuerda a los Tesla más elegantes.
Pese a contar con una segunda fila de asientos, su cabina ha sido pensada solo para cuatro pasajeros, ya que la banda trasera cuenta con una pequeña consola con portavasos al centro, lo que imposibilita un quinto asiento, un dato a considerar para familias grandes.
Por su parte, el frente cuenta con dos asientos y un descansabrazos. Curioso es el piso corrido que presume pues no hay túnel de transmisión al estilo de las pickup de antaño, así que no hay nada que divida la zona de los pies.
Si bien estamos ante un render del concepto final, los de Irvine, California, aseguran un paquete de baterías de 75 y 85 kWh con autonomía que alcanzará los 435 kilómetros por carga.
Si bien no se sabe la fecha exacta de su lanzamiento, Alpha Motor Corporation ya abrió los pedidos con la promesa de que esta bestia retro podrá ser entregada a sus dueños en algún punto de 2023. Sobre su precio, la compañía dijo que este rondará entre los 40 mil y 48 mil dólares, (800 mil - 950 mil pesos mexicanos), ¿qué opinas?
Con el Cid por Guadalajara: una ruta secreta cerca de todo
Un buen lector suele entusiasmarse con la idea de recorrer los mismos sitios que recorren los personajes en sus libros, y a veces no se descansa hasta que se logra. Paisajes salvajes, donde el frío y el calor marcan las estaciones. Para otros son las tierras del Cid. Toda clase de opciones para viajeros polivalentes. Casi lo mismo que sucede con el nuevo Dacia Duster GLP.
La primavera y el otoño es la mejor época para recorrer esta zona. En primavera los campos de cultivo y las zonas de árboles en flor, como a los almendros lo convierten en un lugar único y poco conocido. El otoño se dilata en varias semanas y lo convierten en la mejor época. Tonos y colores que reflejan muy bien la estación. Además con esos días de anticiclón son los días perfectos para la práctica de cualquier deporte. Trekking y ciclismo son las mejores opciones.
La silueta del castillo de Torija obliga a salirnos de la autovía y acceder al pueblo por un viejo recorrido de la antigua carretera nacional. Torija parece negarse a crecer. Conserva el aire de los antiguos pueblos castellanos con su Plaza de la Villa en la que destaca el planteamiento radial. Sin embargo todo queda en un segundo plano, detrás de su castillo. Su historia corre paralela a la del municipio, pueden adivinarse sus orígenes del siglo XV, obra de la familia Mendoza, que desde su llegada a Castilla, estuvo vinculada a Torija. Sobre la muralla corre de torre a torre un paseo. Por allí han pasado personajes ilustres como Carlos V, Felipe II o durante la Guerra de la Independencia, el famoso guerrillero Juan Martín «El Empecinado», quien acabó volando sus muros para que no pudieran ser utilizados por las tropas francesas.
Algo parecido sucede en Molina de Aragón. La carretera es casi una frontera emocional. Al pasar la iglesia, comienza nuestra subida al Castillo Alcázar. Difícil no verlo pues está en lo alto de la Villa, hay que atravesar la carretera nacional mirando bien que no vengan coches. El Castillo tiene dos recintos: el exterior o albacara es muy grande y para su defensa se construyeron numerosas torres cuadradas. En su interior se alza el castillo medieval del siglo XI que conserva seis torres originales, aunque sólo cuatro en buen estado.
Un poco separada, como si estuviera desterrada, la Torre de Aragón se alza majestuosa. Es de forma pentagonal, está rodeada de un recinto rectangular y servía para vigilar si el enemigo se acercaba. En origen, esta torre se comunicaba con el castillo por un pasadizo subterráneo en zigzag. Nuestro Dacia sube sin ningún problema. Y merece la pena.
Después de pasear por sus patios y subirnos a un par de torres, tenemos que abandonar este lugar mágico, donde por un momento hemos sido caballeros y guerreros dispuestos a dar la vida por una doncella, o por un reino. Y es que antes se estilaban estas cosas. Un lugar que a todos nos hubiera gustado hacer con un exin – castillo.
A Brihuega muchos se acercan en busca de antigüedades, y otros a comer en sus fogones que sirven buena cocina alcarreña. Desde allí el viaje a la Alcarria es inevitable: o Cifuentes, con una plaza mayor soportalada y si hay más tiempo, el camino nos llevará por los lugares del célebre libro de Cela, como Durón y Budía, y por pueblos en los que sobrevive la arquitectura popular alcarreña: Fuentelaencina, Fuentelviejo, Peñalver, Lupiana.
Posiblemente, el poder de algunos pueblos nos llevara hacia el norte. Hay que llegar hasta Muduex y bajar hasta las orillas del río Badiel. En otoño el lugar es bellísimo. Pistas compactadas entre grandes manchas de chopos. Perfecto para la bici y para el coche. Caminos compactados, noches de frío y mañanas soleadas, perfectas para hacer deporte.
La llegada a Jadraque recuerda a las viejas postales y desde su plaza sale otra pequeña carretera que nos lleva hasta Sigüenza. En paralelo a la Sierra de la Muela y la rivera del Henares. Así entra el Cid a Castejón y la conquista, pero antes hemos parado con él en Jadraque, cuyo castillo domina desde la cima del cerro, en el que se recuestan las casas. Este castillo, llamado precisamente de El Cid, fue mandado construir por el Cardenal Mendoza en 1489, dicen que uno sirvió a Rodrigo Díaz de Vivar para conquistar a los árabes.
Llevar a la ciudad de El Doncel sirve de descanso. Con su aspecto de fortaleza a orillas del Henares y envuelta en tonos rosáceos, Sigüenza es una de las joyas de la arquitectura castellana, cuya larga historia se muestra sobre todo en su típica plaza castellana con soportales presidida por la Catedral, románica en origen y enriquecida con incorporaciones góticas como su renombrado y enorme, rosetón. Su mayor tesoro es el sepulcro del «Doncel», una magnífica pieza de la imaginería hispana. El Doncel fue en realidad Don Martín Vázquez de Arce, quien encontró la muerte a las puertas de Granada, y el descanso en el frío mármol de la Catedral de Sigüenza. También podremos degustar buena cocina en Restaurante el Doncel.
Camino de Atienza, por una carretera comarcal, nos paramos a hacer un alto en Imón donde, a tan sólo cien metros del balneario de Baños de Imón, se encuentra una casona señorial del S. XVII, convertida en un magnífico hotel rural, Las Salinas de Imón, que acaba de cambiar de dueño. Todo un lujo para un fin de semana elegante y relajado.
Las salinas hablan del pasado del pueblo. Los campos de cereal y las laderas peladas de sus cercanías lo convierten en un paisaje único, que no a todos gusta…
Hasta la llegada a Atienza se puede convertir en un descanso. Lo que es hoy un pequeño pueblo, que revitaliza los fines de semana, fue en otro tiempo lugar de importancia, de lo que dejan muestra sus numerosas parroquias, tres conventos y dos plazas genuinamente castellanas, la Mayor y la del Trigo, separadas por un arco siempre azotado por el viento, el de San Juan o, popularmente, «de arrebatacapas«.
Atienza es célebre por su fiesta de la Caballada, que se celebra cada Domingo de Pentecostés, reviviendo la gesta de los arrieros de Atienza quienes, bajo sitio de Fernando II de León, y después de cabalgar siete días y siete noches, liberaron a Alfonso VIII, el «Rey Niño», sobrino del anterior y pretendiente al trono de Castilla.
Caminando por las calles de Atienza nos encontramos nuevamente con dos de los alicientes de la zona, la gastronomía y la artesanía. En la calle Cervantes, Modesto Arias elabora inmejorables embutidos de acuerdo a la tradición. En la plaza de España, varias tiendas ofrecen distintas muestras de artesanía popular, prendas de lana, pequeñas antigüedades, recuerdos, en definitiva, de nuestro paso por Atienza.
El pueblo todavía conserva restos de su esplendor en los tres museos que alberga y en la Iglesia de Santa María del Rey, el Salvador, de la Trinidad y la de San Gil, además de otras pequeñas ermitas y edificios más que impresionantes. Aparte de ver iglesias se pueden reponer fuerzas probando los exquisitos platos y dulces que se fabrican de manera artesanal.
El Cid siguió adelante por «nuestro» camino y nosotros lo alcanzamos ya pasando entre las aldeas de la llamada Arquitectura Negra. Naharros, Robledo de Corpes, donde sus hijas sufrieron la afrenta de sus maridos, Hiendelancina y otras que ya entran en la Alcarria septentrional, como Congostino y La Toba. Hay que guardar un rato para disfrutar de Cogolludo, un pueblo que parece vivir en una eterna obra. Su castillo se desmorona cada año un poco. Sus iglesias que parecen construidas junto a un andamio y un entorno salvaje perfecto para el disfrute.
Kazajistán: las viejas tradiciones reviven en Almaty
“Postcards” viaja hasta Almaty, en Kazajistán, en donde se están reviviendo viejas tradiciones. Lo moderno y lo antiguo se dan la mano en un nuevo centro de excelencia en artes y oficios que se ha habilitado en uno de los centros construidos para los juegos universitarios celebrados este año.
Nuestro centro es importante porque los artisanos no sólo están manteniendo vivas las tradiciones kazajas sino que además están enseñándoselas a la jóven generación Aigul Zhanserikova Qazaq Oner Centre
Aigul Zhanserikova, president of Artisans Center – Qazaq oner/opened yesterday in Almaty pic.twitter.com/Ega0KOroU0 — Women of Kazakhstan (@womenofkz) 29 de septiembre de 2017
Además de poder admirar el acabado de los productos de artesanía, los visitantes pueden ver cómo trabajan los artistas e incluso participar en clases magistrales. Hay una, por ejemplo, para aprender a construir yurtas.
El centro reune a algunos de los mejores arteasanos de Almaty y alrededores, y se centra en la formación práctica. Según Aigul Zhanserikova del “Qazaq Oner Centre”
:http://www.matritca.kz/topnews/48581-segodnya-v-almaty-sostoitsya-otkrytie-centr-remeslennikov-qazaq-oner-aza-ner.html, este centro “es importante porque los artesanos no sólo están manteniendo vivas las tradiciones kazajas sino que además están enseñándoselas a la jóven generación”.
Entre los productos los hay de fieltro, cuero, madera y hueso, también trabajan la cerámica, los mosaicos y la fabricación de joyas.