Nueve marcas de joyas españolas por las que te preguntarán allá donde vayas
Alhaja Cult Store: puro Mediterráneo
“Nuestra filosofía es ofrecer diseños únicos, duraderos en el tiempo, sin género definido y de calidad, para que duren más tiempo como el primer día. Producir de forma sostenible, respetar la perfección de los diseños y las producciones y apoyar la economía circular”, cuentan María e Irene a Traveler.es
Fabrican íntegramente en España, con base de latón y baño de 2-3 micras de oro de 24 quilates. Además, las perlas que utilizan son cultivadas, las piedras son semipreciosas (corales) y los cristales son reales (no acrílicos) para que aporten brillo.
“Intentamos huir de materiales sintéticos, pues nos gusta que cada pieza aporte su personalidad de naturaleza única”, rematan las fundadoras de Alhaja.
¿Su inspiración? La cultura Mediterránea. “Y esto es desde un pueblito de pescadores en Mallorca hasta una canción de Riff Cohen, pasando por la arquitectura de la costa Amalfitana, cualquier plato de cocina libanesa, un atardecer en Estambul, el encanto de la Costa Azul o unas vacaciones en un Riad Marroquí. Y por supuesto una Semana Santa en Andalucía y el olor a Azahar”, exponen.
“Mezclamos los diseños más básicos y minimalistas con diseños únicos que aportan ese carácter Alhaja, generalmente con representaciones del mar o simbología de las religiones del Mediterráneo. No seguimos las tendencias al pie de la letra, porque queremos que los diseños que hacemos te enamoren, te recuerden la ilusión con que lo compraste y te los quieras poner cada día durante muchos años”, afirman. ¿Para muestra? Cualquier pieza de su colección. Amor a primera vista.
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Carolina Arcieri: amor y pasión hechas joyas
Escuchar historias de amor o de vida y luego convertirlas en joyas es la pasión de Carolina Arcieri. La barranquillera, creadora de la marca que lleva su nombre, se dedica al diseño y creación de joyería fina personalizada desde 2004. Su trabajo lo define como “plasmar sentimientos en metal”, que consigue después de reunirse con sus clientes y crear un espacio de confianza donde abren sus corazones y “expresan los sentimientos” que quieren ver reflejados en esa pieza.
Ese es su sello diferenciador. Más allá del renombre y posicionamiento de la marca, lo que también destaca a su empresa son los diseños únicos que “reflejan los sentimientos y emociones” de cada persona. Su meta la tuvo clara desde el inicio: tener una joyería que vaya más allá de escoger un accesorio, pagar e irse. Ella busca que el cliente “se involucre desde el día uno en el proceso” de creación de la pieza. Como ella lo describe, “pasa de ser una joya a un símbolo eternizado en el metal”.
Han pasado 17 años desde que Carolina empezó con este proyecto y hoy tiene presencia en 20 países. Actualmente la barranquillera está radicada temporalmente en Estados Unidos abriendo el camino para franquiciar su marca. Para ella, trabajar desde ese país facilita las cosas para el crecimiento de su empresa, pues cuenta con “una mayor facilidad” para que los proyectos se den “más rápido”, sobre todo con los proveedores que, desde Miami, tienen “un contacto más directo”.
En ese país su marca está presente desde hace dos años y ahora quiere hacer su segunda academia de joyería. Con esta pretenden “formar emprendedores con una visión basada en la innovación global del diseño y elaboración de joyas finas”.
La primera escuela está ubicada desde hace tres años en Barranquilla y actualmente cuenta con más de 30 estudiantes. Por la pandemia virtualizaron las clases y ahora llegan a más públicos, incluso a nivel internacional como en África y Australia.
A través de la academia, Carolina busca “dignificar la labor del orfebre” para que, más allá del resultado final, las personas sean conscientes de que el proceso “tiene un valor” que implica muchas horas de trabajo. Ese modo de enseñanza también la aplican en redes sociales. A través de sus publicaciones informan a sus seguidores sobre las gemas naturales, procesos de creación y tipos de oro, entre otros.
“Mostramos particularidades intactas de nuestro proceso que durante muchos años era tabú hablarlo, porque supuestamente el cliente no podía saber. Nosotros como marca lo hemos volcado totalmente. Queremos que el cliente sepa, esté interesado y que cuando reciba su joya sepa todo el trabajo que hay detrás de ella”.